Claves de la comunicación política moderna. Parte 13
Por: @OrlandoGoncal
Análisis de datos.
Uno de los errores que cometen las campañas electorales es ignorar el análisis de datos de toda índole. Este error puede tener consecuencias significativas; y, a menudo devastadoras para el candidato y su estrategia. En un mundo donde los datos se han convertido en el nuevo oro, despreciar su valor es un error que puede costar caro.
El análisis de datos permite, entre otras cosas, comprender mejor los comportamientos, tendencias, necesidades y expectativas del electorado. Al ignorar esta herramienta se pierde la oportunidad de diseñar campañas más efectivas y personalizadas; permitiendo tener un enfoque mucho más global y a la vez, facilitando la segmentación del electorado. Además, sin datos se vuelve difícil medir el impacto de las acciones de la campaña, y del mensaje, lo cual dificulta la posibilidad de ajustar estrategias en tiempo oportuno y real.
Cuando se ignora el análisis de datos habrá consecuencias, y estas pueden poner en riesgo el logro de los objetivos estratégicos de la campaña. Comenzado por la desconexión con el electorado, es decir, no conocer las preocupaciones, deseos y anhelos del elector puede resultar en mensajes que no resuenan con la audiencia, y, por lo tanto, no conecten con ella.
Otra dificultad que puede presentarse es la ineficiencia en la asignación de recursos de la campaña, pues sin datos claros, es factible desperdiciar tiempo (recurso no renovable), y dinero en áreas y programas que no generan resultados.
Lo anterior lleva a una falta de capacidad de respuesta oportuna. Sin un análisis continuo es difícil detectar y responder rápidamente a cambios en la opinión pública; así como descubrir la formación de nuevas tendencias o matrices; y menos aún, prever posibles ataques de opositores.
Adicionalmente, una campaña que no utiliza datos puede parecer anticuada y desconectada de la realidad moderna, afectando la percepción que del candidato tengan los electores, y eso limitará las posibilidades de crecimiento y éxito del objetivo propuesto.
En el fondo, queda claro que, para afrontar una campaña exitosa, hay que considerar una gran cantidad de datos, que van mucho más allá de solo las encuestas.
Por ejemplo: ¿Qué tan importante son los datos demográficos del territorio donde se desarrolla la campaña? Tener claridad en las edades, género, nivel educativo, ocupación, religión, tendencias modernas como el ambientalismo y el animalismo, etcétera, permiten segmentar el mensaje y adaptarlo a diferentes grupos.
Otro dato importante son los geográficos, es decir, tener precisión en las distintas regiones, municipios y barrios. Esto no solo ayuda a identificar áreas de mayor apoyo y aquellas donde se necesita mejorar, sino que también permite encontrar particularidades para hacer una campaña más personalizada y adaptada a esas características.
La cultura, usos y costumbres, son otros datos de vital importancia a tomar en consideración, pues son elementos que permiten construir campañas con características especifica que no solo respetan la cultura, usos y costumbres, sino que la integran de manera natural, permitiendo una mayor posibilidad de conexión con el electorado.
Ante la dispersión, aparición y desaparición de partidos y movimientos políticos, estudiar el historial de votación requiere una labor algo más compleja, sin embrago, analizar los datos sobre comportamiento electoral pasado pudiera ayudar a revelar posibles tendencias de lealtad hacia algún partido o movimiento, o su posible deterioro, lo que implicaría que hay cambios en tendencias que requieren ser analizadas.
Otro factor a tomar en consideración son las redes sociales y comportamientos en línea. El análisis constante de las preferencias, tendencias, interacciones y temas de interés en plataformas digitales, proporcionan una imagen actual y en tiempo real de las tendencias y opiniones de ciertos sectores.
Por supuesto que, el estudio de la opinión pública, para entender los comportamientos de los distintos segmentos, así como los temas específicos que tienen en sus mentes, las prioridades para los distintos grupos sociales, además de evaluar constantemente el impacto de las acciones de campaña, el mensaje y la imagen del candidato, brindan un entendimiento preciso de las percepciones del electorado.
Otro elemento a considerar es el análisis constante de la competencia. Si bien cada campaña marca su ruta, no está demás entender la estrategia y las tácticas de los opositores, ya que ello permite anticipar movimientos y ajustar tácticas.
El análisis de datos no es una opción en las campañas electorales modernas, sino una necesidad imperante. Ignorar esta herramienta es un error que puede llevar al fracaso electoral, mientras que su correcta aplicación puede ser el factor diferenciador para alcanzar el éxito.
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