¿Sirven los debates?

¿Sirven los debates?

¿Sirven los debates?

Por: @OrlandoGoncal

Si bien los debates tienen la buena intención de contribuir para que el elector pueda tomar una decisión de manera más informada y consciente, la realidad es que casi nunca lo logran.

Los formatos de los debates son diversos en los distintos países, pero generalmente son aburridos, pues tratan de que los mismos sean serios, obligando a los candidatos a comunicarse solo con palabras, prohíben que les enfoquen cuando no están hablando, y el reciente debate presidencial en Panamá no fue la excepción.

¿A quién se supone que van dirigidos los debates? Sin duda a los electores, pero, estos mayoritariamente lo conforman personas que, en alto porcentaje, se sienten preocupadas, frustradas, molestas y/o asustadas, que están desesperados por el alto costo de la vida, porque la plata no les alcanza, porque no consiguen empleo u oportunidades para progresar, entonces lo que se comunica y la manera como se comunican los candidatos, es fundamental.

Además, están enojados con los políticos, con las elites, con la Iglesia, con la justicia, están contra establishment, no creen en un orden alternativo, o quizás no creen en nadie.

Ante ese escenario surge la pregunta: ¿Podrían estos electores eventualmente cambiar de actitud con el debate y votar por alguno de los candidatos?

Eso es casi imposible porque desprecian una política que no entienden, se aburren con sus discusiones y no ven debates. En términos generales casi el 70% de la población esta desesperanzada, y eso es algo que no había visto en 15 años en Panamá, es más, un porcentaje representativo de la población cree que el país no tiene remedio, y cuando un ciudadano esta en esa posición no quieren oír ninguna propuesta.

Con base en lo anterior, los pocos que vean el debate y que ya votaron por un candidato o tienen una decisión ya tomada de votarle, lo hacen para ratificar sus sentimientos, viendo imágenes y actitudes, puesto que en el fondo necesitan ratificar que su candidato es bueno y los otros no lo son. Cada grupo de militantes dice que su candidato estuvo mejor. Claro está, si su candidato llegara a decir una brutalidad, quizás puede admitir que se produjo un empate.

Básicamente lo que encontramos en otros países cuando se analizan los debates y sus efectos, es que la gente no oye los debates para tomar decisiones racionales, sino que los ve para ratificar sentimientos. En ocasiones, muy excepcionales, puede recibir estímulos sensibles que pueden ser la clave del triunfo de una campaña, pero, la probabilidad de que esto suceda en debates tan rígidos y acartonados es muy remota.

La mítica influencia de que los debates pueden modificar sustancialmente la decisión electoral se derrumbó en Brasil, cuando, en 2019 Jair Bolsonaro ganó las elecciones, sin asistir a ninguno de los debates en los que participaron los candidatos que a la postre resultaron derrotados.

Por lo tanto, hasta ahora, (exceptuando el icónico debate entre Richard Nixon, y al joven John F. Kennedy de 1960) nunca se ha visto que se muevan significativamente los porcentajes que tenían los candidatos en las encuestas.

Lo que ha ocurrido excepcionalmente es que, se use el debate para instalar un elemento que influya en la campaña, algo que, en el debate lleve a producir un titular periodístico que reproduzcan los medios, para promover una conversación en las redes y en los hogares de los electores, y quizás, solo quizás, logre conseguir votos para quien logra instalar ese elemento o tema que sea de interés para el ciudadano.

Después de ver múltiples debates durante años, no recuerdo que en ninguno se haya hecho una propuesta realmente interesante. En la era de las redes sociales y la inmediatez, es difícil tener una propuesta realmente original, y si a alguien, en cualquier país, se le ocurre algo nuevo, seguramente los candidatos de todas las tendencias la copiarían en pocos días.

El análisis político post debate suele hacerse desde un arcaico paradigma que se preocupan por lo que opinaban las élites, los medios de comunicación, sin dar importancia a los ciudadanos comunes, quienes son los que al final deciden el resultado de las elecciones, pues tiene el poder del voto en sus manos y hacen posible o imposible la gobernabilidad, pues controlan las calles.

En conclusión, los debates deben ser un instrumento que eleve el nivel de la discusión política, que ayude al elector a tomar decisiones, y que fortalezca la democracia, pero con el formato del debate que se vio en Panamá, eso no se logró, lamentablemente, y la actuación de los candidatos, tampoco ayudó.

Dejar un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *