La realpolitik

La realpolitik

La realpolitik

Por: @OrlandoGoncal

Sin entrar en conceptos etimológicos de la palabra realpolitik, recurro a la usual definición de la Real Academia Española de la Lengua, que la define como “Política basada en criterios pragmáticos, al margen de ideologías”. Esto para señalar que las campañas electorales modernas deben ubicarse en ese rango de criterios pragmáticos y dejar de lado los recurrentes deseos, sueños e ilusiones.

Generalmente un candidato comienza por esbozar el sueño de su proyecto político, lo cual esta bien, luego comienza a pensar como lograrlo y es aquí donde se corre el riesgo de confundir deseos con realidades. Luego pasa a la etapa de qué proponer para cautivar al electorado, y nuevamente se esta frente a un punto de inflexión, pues quizás sus propuestas sean realmente buenas e importantes para el electorado, más eso no garantiza que logren seducir al elector.

El dilema anterior, en ocasiones, es complicado que algunos candidatos lo entiendan, puesto que se han esforzado, han estudiado para realizar “sus propuestas”, dejando por fuera de la ecuación un pequeño detalle. ¿Qué está pensando el elector?, ¿Cuáles son sus prioridades?, ¿Entiende el ciudadano la propuesta del candidato?

Son preguntas elementales en que ocasiones las campañas omiten, arriesgando la posibilidad de conectar con los electores, llamar su atención y posteriormente lograr que le voten.

En múltiples oportunidades hemos señalado que la política se trata de mover las emociones del elector, que el voto no es racional -en su inmensa mayoría- entonces la pregunta que surge es: ¿Cómo construir una propuesta atractiva para los electores? Necesariamente debemos indagar qué hay en su mente y su corazón.

Otro error común en algunas campañas es tratar de introducir temas nuevos en la discusión pública o simplemente hacer propuestas teóricamente innovadoras e inéditas, sin darse cuenta que la prioridad de la gran mayoría de los electores, no es precisamente la política, por lo tanto, esos intentos tienden a fallar, puesto que, esos mensajes políticos se enfrentan a una serie de barreras, comenzando por el desinterés de los electores, las propias prioridades de estos, las experiencias previas que hayan tenido con relación a la política, las improntas y los sesgos que tengan, la multiplicidad de mensajes políticos, así como la sobresaturación de información, y no menos importante, por la desconfianza que puedan tener sobre la política y los políticos -los estudios de Latinobarómetro, entre muchos otros así los confirman-

Desde los años 70, Tony Schwartz, en su libro “La respuesta emocional” desarrolló un concepto que al día de hoy sigue vigente. Decía el autor: “El objetivo de la comunicación -política- es tocar un acorde sensitivo en el ciudadano de información ya presente en su mente. No es para insertar nueva información.” Por lo tanto, investigar a fondo que está en la mente del elector es primordial, pues es más eficiente encontrar la información ya presente en su mente, que tratar de insertar nueva información; pues, como ya se dijo, los mensajes políticos tienen enormes barreras entre los electores.

De nueva vuelta, si bien la política se trata de mover emociones, la ejecución de las campañas debe ser pragmáticas, donde, todo lo que en ella se haga esté focalizado en la consecución de los objetivos estratégicos definidos, es decir, con los pies en la tierra, ubicados en la realpolitik. Como es sabido, para lograr las transformaciones que desee el candidato desde el puesto al cual aspira, primero debe ganar la elección.

En todo proceso electoral compiten múltiples candidatos, pero, a la final, -si la elección es uninominal- solo uno saldrá electo, y si la elección es plurinominal, solo saldrán electos el número de candidatos que llenen las plazas en disputa, y la mayoría no lo logrará. Es por ello que se debe tener claridad en las reglas electorales, las reglas de la realpolitik, apoyarse en las herramientas que la comunicación política moderna ofrece se vuelve esencial.

Las buenas campañas, las que tienen éxito logrando los objetivos estratégicos que se plantearon, estudian al electorado y define quienes son sus electores aquellos que se pudieran sentir identificados con la propuesta del candidato, investigando que hay en las mentes y corazones de estos, para encontrar ese acorde sensitivo que activa la conexión de los intereses mutuos, es decir, el elector tiene que percibir que lo que el candidato propone también le importa, además, requieren tiempo para su construcción y ejecución, y sobre todo, requieren realpolitik, o dicho de otra manera, política basada en criterios pragmáticos para la consecución del poder.

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