Deseos versus realidades
Por: OrlandoGoncal
En política, el estado de negación no es otra cosa que el intento -en ocasiones desesperado- de protegerse al no aceptar la verdad sobre alguna situación de la realidad política imperante, y por ello se presenta la confusión entre deseos y realidades, llevando a que muchos proyectos políticos no logren cristalizar sus objetivos estratégicos.
El estado de negación cuando es permanente no es saludable, pues puede llegar a interferir en la forma que se enfrentan los desafíos y, por lo tanto, como se afronta la realidad. Así que, al no reconocer una situación difícil, al evitar hacerle frente a una realidad incómoda y, además, minimizando las posibles consecuencias de un problema, los líderes buscan entonces justificar sus decisiones y acciones confundiendo deseos con realidades.
Albert Einstein el científico más importante del siglo XX sentenciaba que: “Si buscas resultados distintos, no hagas siempre lo mismo”, sin embargo, pareciera ser que aun en el siglo XXI, hay muchos líderes que no logran entender esa afirmación de Einstein. Ahora, si la continua búsqueda del poder es la principal vocación de todo partido o movimiento político y, con los grandes cambios que se evidencian en la sociedad, ¿cómo es que, haciendo lo mismo de siempre, se pretende obtener resultados distintos?
A esa interrogante solo se logra encontrar una respuesta, y es que ante lo desconocido el estado de negación se activa y entonces es muy fácil caer en la equivocación de que los deseos son realidades, y bajo estas condiciones, a lo máximo a lo que se puede aspirar es a lograr tener buena suerte para que el proyecto político cristalice con bien, pero resulta que, en la comunicación política moderna, lo que impera es la ciencia, la técnica, el estudio y la disciplina, no la buena suerte.
Y aquí contrastan claramente los deseos con la realidad, pues la realidad es la que se encuentra ante una sociedad más fragmentada, con democracias que están en su punto más débil y las fuerzas políticas, especialmente las de corte populista, pensando más en sus intereses que en los de la ciudadanía.
Ya el año pasado, en este mismo espacio nos referíamos al “Contexto: realidad vs deseos” y señalábamos que: “Sorprende como en ocasiones algunos candidatos tienden a confundir deseo con realidad, justamente porque no tienen una correcta interpretación del contexto sobre el que se están moviendo; con el agravante que, con lo convulsionado que se encuentra el mundo, las sociedades están cambiando, pero esos candidatos se anclan en sus deseos y por ello tienen una errónea lectura del contexto que los lleva a obtener los resultados electorales no deseados”
Frente a estos escenarios, se vuelve entonces más relevante el acompañamiento de consultores políticos experimentados a fin de poder mantener dentro de las realidades imperantes el proyecto político, o la campaña electoral y, hasta la gestión de un gobierno, y con ello coadyuvar a que no se mezclen deseos con realidades, a que el foco este siempre en los objetivos estratégicos trasados con anterioridad y que las decisiones vitales del proyecto o la campaña estén siempre basadas en el análisis sesudo y orientadas a lograr los objetivos.
El impacto que sobre las democracias que tiene esa confusión que se viene señalando, puede llegar -y de hecho en muchas ocasiones ha llegado- a ser devastador. ¿Cuántos buenos personajes, preparados, transparentes, con visiones claras de lo que hay que hacer desde el ejercicio del poder, no logran llegar a el, precisamente por esa confusión? o, al contrario, ¿Cuántos de esos pseudos líderes populistas logran alcanzar sus objetivos basando sus narrativas sobre los deseos más primarios de los ciudadanos, no sobre las realidades que habría que resolver?
Es muy triste entonces que, en cualquiera de los extremos anteriores, se pretenda tapar el sol con un dedo, pero lo que está a la vista de manera evidente en este mundo convulso, en la era de la inteligencia artificial, es que buena parte del debate político aun trate de dilucidarse sobre los deseos de algunos líderes y no sobre las duras y difíciles realidades que enfrentan los ciudadanos.
Los nuevos líderes tienen la gran oportunidad de enfocarse en las realidades con información basada en la investigación, en la ciencia y la técnica, con lo cual podrán tomar decisiones acertadas y enfocadas en los objetivos estratégicos.
Seguir jugando a la alquimia, esperando que los deseos por osmosis se transformen en realidades, es un muy mal consejo en política.
El autor
Consultor político y estratega, con más de 34 años de experiencia en Campañas Electorales, Marketing de Gobierno, y Manejo de Crisis.
Ha desarrollado más de 300 proyectos y campañas en 13 países (Venezuela, Ecuador, Bolivia, Paraguay, Perú, Argentina, México, Rep. Dominicana, El Salvador, Panamá, Guatemala, Nicaragua y Colombia).
Conferencista internacional en temas de Comunicación Política Electoral, Marketing de Gobierno, Liderazgo y Manejo de Crisis, impartidas.
Autor del libro. “Ganar, gobernar, comunicar”