El coronavirus COVID-19 ha infectado cerca de 800.000 personas en 193 países del mundo, y avanza.
Las medidas tomadas por los gobiernos han sido diversas, unas más eficientes que otras. Sin embargo, el foco lo pondré en las decisiones que han tomado, la velocidad de las mismas y, las consecuencias.
Hasta ahora, parece haber consenso con la OMS de que la medida con mayor efectividad para aminorar la velocidad de contagio es el aislamiento social, o cuarentena. En los países donde no se tomaron en serio el tema y además de ignorarlo, lo negaron, hoy están pagando las consecuencias de ello.
Por ejemplos. La respuesta del gobierno de los Estados Unidos a la pandemia ha sido confusa, inconsistente y contraproducente, lo que le ha llevado a acumular más de 170.000 casos y más de 3.200 muertos, convirtiéndose en el país más afectado del mundo.
Son celebres las declaraciones donde el presidente Trump decía en febrero que eso solo era un resfriado más, y luego, cuando comenzaron a aparecer los casos, dijo que el sistema de salud americano estaba muy bien preparado para responder al covid-19.
¿Por qué reaccionó así el presidente Trump? Quizás porque en su concepción, los negocios son primero y paralizar un país genera efectos negativos sobre la economía.
También vale recordar las folclóricas respuesta del primer ministro de Gran Bretaña, Boris Johnson, cuando dijo que era una exageración de los medios y que él había estado en hospitales y en las calles saludando a la gente, que no había nada que temer, que la vida seguiría igual en Gran Bretaña. Días después, ante la rápida propagación del virus, toma medidas radicales para aislar al país. En medio de estas medidas, el mismo y miembros de la casa real resultaron positivo al covid-19.
Italia y España son dos países que sus gobiernos tardaron en reaccionar y tienen las consecuencias, decenas de miles de contagiados, miles de fallecidos, y todo indica que, aún no se llega al pico de los contagios para que comiencen a disminuir.
Mirando hacia América Latina, el caso del presidente López Obrador en México, es deplorable. Frases como: “No pasa nada, hay que abrazarse y besarse”, “Los mexicanos somos una civilización ancestral y hemos superado cosas más grandes”, o exhibir en sus conferencias de prensa estampitas religiosas y decir que eso lo protege, por solo nombrar algunas de sus actuaciones.
Ahora, que los contagios se vuelven exponenciales en México, comienza a develarse que los casos de muertes declaradas por las autoridades como “neumonías”, y los familiares señalan que sus deudos tenían los síntomas del covid-19.
Ahora, el gobierno mexicano, comienza a sugerir el confinamiento, a quedarse en casa, pero, el principal dirigente del país, dice que el –AMLO- seguirá sus giras y actividades. O sea, hagan lo que yo digo, no lo que yo hago.
Brasil es un caso similar al de México, un presidente que ha ignorado la gravedad de la situación, sigue haciendo recorridos, abrazando y besando a la gente, mientras el número de contagiados crece vertiginosamente.
El caso de Colombia, donde los alcaldes y gobernadores, ante la inacción del gobierno nacional, comenzaron la tomar medidas para disminuir el número de contagiados, y el gobierno del presidente Duque se enfrascó en consideraciones políticas y dictó un decreto intentando derogar las medidas que alcaldes y gobernadores habían tomado. Sin embargo, días después, la presidencia toma las medidas de aislamiento y confinamiento de la población.
En general, surgen las preguntas: ¿Cuántas personas perderán la vida consecuencia de la omisión de los gobiernos?, ¿Quiénes serán responsables por la omisión, en consecuencia, por las vidas perdidas?, ¿Estas marchas y contra marchas en las decisiones u omisiones, podrían ser consideradas delitos de lesa humanidad?
Estamos ante la encrucijada ¿Qué es más importante, las economías o los seres humanos? A pesar de que el virus está dejando en evidencia lo frágil que somos, parece que algunos gobernantes actúan en beneficio de los negocios, antes que el bien de la humanidad.
Para estos gobernantes, primero fue ignorar las advertencias, después
negarlas, luego, ocultar la información “dosificándola”, incrementando la desconfianza del ciudadano, quienes son los que sufren las consecuencias.
Afortunadamente el ingenio del ser humano le permite superarse una y otra vez, llegando a los niveles de desarrollo que hoy tenemos, y también logrará superar esta pandemia, a pesar de la incongruencia de algunos gobernantes.
Surge la pregunta ¿Será éste un aprendizaje que nos dejará preparados para evitar, o afrontar, otra posible pandemia?
Nos quedó en el tintero, por ahora, el caso del supuesto “milagro chino” y cómo es que, casi mágicamente, un país de 1.4 mil millones de habitantes ahora tiene 2 0 3 fallecidos por día. Lo comentaremos en la próxima video columna.
Foto: https://www.latimes.com/