Claves de la comunicación política moderna. Parte I.
Por: @OrlandoGoncal
Recientemente el expresidente del gobierno español Felipe González, en una conferencia manifestó que: “…lamenta que la democracia está en retroceso, en un momento en el que vivimos geopolíticamente una de las épocas más difíciles, llena de contradicciones”. No le falta razón al expresidente González.
Así que, pensar en estrategias para afrontar la política en estas épocas no es una cosa menor. Desde hace algún tiempo, vengo reflexionando sobre el tema, y he aquí algunas consideraciones al respecto:
- Los partidos y/o movimientos políticos deben restablecer la confianza perdida, para volver a ser articuladores entre el ciudadano y el Estado.
Para ello deben comprender las dinámicas de las nuevas realidades generacionales, y así poder restaurar el liderazgo, la armonía y confianza en la reconstrucción, no solo del tejido social, sino de una nueva ilusión de país insertado en la globalidad moderna, articulada con los poderes del Estado; ese fue históricamente su rol y razón de ser. Objetivo que se diluyó a lo largo del último siglo. Abandonada esa función primordial, se transformaron en meras maquinarias electorales, que buscan acceder al poder por el poder. Para ello, se organizan, como cualquier concurso, unos meses antes de las elecciones.
- Los partidos y/o movimientos con vocación de poder deben potenciar la convicción en las causas sociales modernas.
¿Vocación de poder para qué?, y es aquí donde surge el conflicto, puesto que, si bien, antes la consecución del poder buscaba transformar las sociedades con base en las ideas o ideologías, hoy esa estrategia esta diluida, ya no es la necesidad prioritaria para las sociedades. Hoy si quieren rescatar su credibilidad, aumentar el apoyo popular, deben colocarse al lado de las causas ciudadanas y apoyarlas con convicción verdadera.
- Hoy, para acceder al verdadero PODER, hay que construir una plataforma lo suficientemente amplia que represente y agrupe a los micropoderes: reales y/o simbólicos.
La consecución del poder implica no solo captar electores para la causa, va más allá, y exige crear una red amplia, que tome en consideración a los poderes reales y simbólicos modernos. Ambos tienen incidencia en el desenvolvimiento de la política, bien sea por su propio poder o por su capacidad de influir en el imaginario colectivo para su propio crecimiento.
- El Poder siempre ha sido efímero.
Sin embargo, hoy, el poder es más fácil de obtener, pero, también es más fácil de perder.
El poder no es para siempre. Los avances de la sociedad, la tecnología y la ciencia, la conjunción o contradicción de intereses dentro de una misma comunidad o planeta tierra, así como las expectativas y creencias presentes, pueden, bien facilitar la consecución del poder, o bien, la pérdida del mismo.
- Pensar estratégicamente. Los ciudadanos, epicentro de todo.
En campaña electoral el epicentro son los electores, pero en gobierno son los ciudadanos. Son las mismas personas, pero la manera de llegarles, de conectar con ellos y establecer un diálogo, es distinta.
Ahora, lo anterior indica que, absolutamente todo lo que se haga, bien sea en campaña, o en gobierno, tiene que estar pensado estratégicamente y en función de los ciudadanos.
- Estrategia versus táctica.
Lamentablemente tienden a generar confusión estos dos conceptos.
La manera más sencilla de diferenciarlos, es tener claro que la estrategia responde al “qué” se va a hacer en la campaña o en el gobierno, y las tácticas responden al “cómo” se va a desarrollar la estrategia.
Jaime Duran Barba y Santiago Nieto en su libro “El arte de ganar” definen de manera clara el concepto de estrategia. Dicen los autores: “La estrategia integra todas las acciones dentro de un conjunto coherente, hace que los elementos se refuercen unos a otros, calcula las consecuencias de cada acción en el conjunto de los electores, en los targets específicos, en los votantes de los otros candidatos (a) y en otros actores que influyen en el resultado final.”
Dicho en otras palabras, la estrategia debe ser creada a la luz del pensamiento analítico, con el cual se pueda tener la capacidad de identificar y organizar sistemáticamente todas las partes que componen una situación, -el momento histórico presente y las distintas aristas que el mismo presenta- para lograr determinar entonces sus interrelaciones. Logrado eso, la estrategia puede entonces establecer las acciones prioritarias, es decir, las tácticas a desarrollar.
En sucesivas entregas profundizaremos un poco más en estas claves de la comunicación política moderna, pues son muchos los cambios que han tenido las sociedades, el ser humano, y por supuesto, la política.
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