Reflexiones sobre la comunicación política moderna.*
Por: @OrlandoGoncal
La comunicación política es una disciplina que estudia la forma en que los actores políticos se relacionan con los ciudadanos, los medios de comunicación y la opinión pública, mediante el uso de diferentes estrategias, técnicas y herramientas.
La comunicación política no es un fenómeno nuevo, sino que ha acompañado a la política desde sus orígenes, pero ha cobrado una especial relevancia en las últimas décadas, debido a los cambios sociales, culturales, tecnológicos y políticos que han transformado el escenario y las reglas del juego de la democracia.
En este artículo, es una simple y corta aproximación para analizar algunas de las tendencias que se han producido en el campo de la comunicación política moderna en los últimos años, y que posiblemente marcarán las tendencias para los próximos años. A saber:
La digitalización de la comunicación política moderna. La irrupción de las nuevas tecnologías de la información y la comunicación (TIC) ha supuesto una revolución en la forma de comunicar y de hacer política. Las TIC han facilitado la aparición de nuevos canales, formatos, contenidos y actores en la comunicación política, así como la interacción, la personalización, la segmentación y la movilización de los públicos.
Las redes sociales, los blogs, los podcasts, los vídeos, los memes, los hashtags, los influencers, los bots, los algoritmos, el big data, la inteligencia artificial, la realidad virtual, el blockchain, son algunos de los elementos que configuran el nuevo ecosistema comunicativo-político, y que plantean nuevos desafíos y oportunidades para los actores políticos.
Otro elemento de relevancia es la hibridación de la comunicación política moderna. La comunicación política ya no se puede entender como un campo separado y autónomo de otras formas de comunicación, sino que se entremezcla y se nutre de ellas. La comunicación política se hibrida con la comunicación social, la comunicación institucional, la comunicación corporativa, la comunicación educativa, la comunicación cultural, la comunicación científica, la comunicación ambiental, la comunicación de género, la comunicación intercultural, la comunicación de salud, la comunicación de riesgo, la comunicación de crisis, etc.
Esta hibridación implica una mayor complejidad, diversidad y transversalidad de la comunicación política moderna, así como una mayor exigencia de calidad, rigor y responsabilidad de los comunicadores políticos.
La emocionalización de la comunicación política moderna. La comunicación política ya no se basa solo en la razón, la argumentación y la evidencia, sino también en la emoción, la narración y la persuasión. La comunicación política moderna apela a los sentimientos, las creencias, los valores, las identidades y las motivaciones de los ciudadanos, para generar confianza, simpatía, adhesión y acción.
La comunicación política moderna recurre a las historias, los símbolos, los mitos, los rituales, los gestos, los tonos, las imágenes, los sonidos, los colores, los aromas, para crear experiencias, vínculos, memorias y hábitos. La comunicación política moderna se inspira y se nutre de la psicología, la sociología, la antropología, la neurociencia, la lingüística, la semiótica, la retórica, la estética, para diseñar mensajes, campañas, eventos y marcas políticas.
Sin dudas que en los últimos tiempos la polarización de la comunicación política pareciera ser una tendencia en aumento. Dentro de estos escenarios de polarización, la comunicación política ya no se caracteriza por el consenso, el diálogo y la deliberación, sino por el conflicto, la confrontación y la descalificación, reflejando y alimentándose de la división, la crispación y la radicalización de la sociedad, que se expresa en términos de izquierda-derecha, progresismo-conservadurismo, nacionalismo-globalización, populismo-elitismo, etc.
La comunicación política moderna usada como herramienta de la polarización se basa en la simplificación, la exageración, la distorsión y la manipulación de la realidad, para crear enemigos, miedos, odios y resentimientos.
En paralelo, la comunicación política moderna se enfrenta al fenómeno de las noticias falsas, los rumores, las teorías conspirativas, que erosionan la credibilidad, la confianza y la calidad de la información política.
Estas son solo algunas de las novedades que se han producido en el campo de la comunicación política moderna, y que nos invitan a reflexionar sobre el papel que juega esta disciplina en el funcionamiento y la calidad de la democracia.
La comunicación política moderna no es un simple instrumento al servicio de la política, sino un factor determinante de la misma, que puede contribuir a su fortalecimiento o a su debilitamiento. Por ello, es necesario que los actores y comunicadores políticos sean conscientes de la importancia, la complejidad y la responsabilidad de su labor, y que actúen con profesionalidad, ética y compromiso social.
*Estas líneas son producto en buena medida un compendio de reflexiones de otros colegas y académicos como: Ralph Murphine†, Mario Riorda, Ismael Crespo, Felipe Noguera, Mauricio De Vengoechea, Carlos Fara, Hugo Haime, Alfredo Dávalos, Daniel Eskivel.
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