La consecución del poder.
Por: @OrlandoGoncal
En tiempos convulsos como los actuales, donde las secuelas de la pandemia han afectado a la salud mental de millones de personas, fundamentalmente a los jóvenes, sumado al coletazo universal generado por la invasión rusa a Ucrania; hechos que han generado perturbación e inestabilidad en la economía global, se hace lógico pensar que la comunicación política moderna, y la política en sí misma, también están cambiando.
Dado que en nuestra región varios países comienzan a entrar en procesos electorales, vale la pena considerar que la necesidad de los cambios sociales implica que, quienes quieran acceder al poder deberán dejar de lado las viejas prácticas políticas y enfocarse en las herramientas que ofrece la comunicación política moderna.
Para ello deben comenzar, no solo por replantear el objeto y funcionamiento de los partidos políticos, sino, realizar una reingeniería que les lleve a ser verdaderos articuladores entre la sociedad y Estado, y no meras maquinarias electorales que medio se organizan en fechas cercanas a las elecciones. Adicionalmente implica que deben tener vocación de poder, pero no solo por el poder en sí mismo, sino por la convicción en las causas sociales y, en ese proceso de articulación, estar al lado de los ciudadanos.
Quienes quieran acceder al poder deben, además, construir una plataforma lo suficientemente amplia que represente y agrupe a los micropoderes presentes en la sociedad, así como a los poderes reales y simbólicos en la comunidad, que se manifiestan en los campos social, económico, político, religioso, cultural, entre otros.
Otro elemento a considerar son los constantes cambios en las sociedades; cambios que hacen que el poder se vuelve efímero, con lo cual cada día se hace más fácil de ganar o de perder; en consecuencia, la ruta para la consecución del poder debe estar pensada estratégicamente, de tal forma que las ocurrencias pasen a ser malas consejeras. Pero, más importante aún, toda acción para la conquista del poder debe poner su foco en los electores, en lo que piensan, sienten, anhelan o temen; dejando de lado las diatribas políticas que poco les interesan a los ciudadanos.
Ahora siguiendo el hilo de lo anterior, hay otro componente a considerar y es que en política la forma pesa tanto o más que el fondo, por lo que muchas veces a la hora de comunicar se evidencia que es más importante el “cómo” se va a comunicar, que el “qué” se desea comunicar. Sin embargo, los líderes políticos pocas veces toman en consideración este concepto, pese a que el tema no es nuevo, ha sido planteado y soportado por estudios realizados desde los años 60 por el profesor y psicólogo Alfred Mehrabian, de la universidad de California, Los Ángeles -UCLA-.
Esos estudios que han concluido que el lenguaje corporal representa el 55% de la comunicación, el tono de voz el 38%, y las palabras, apenas el 7% de la comunicación. Dicho de otra manera, el 93% de la comunicación en los seres humanos corresponde a la denominada comunicación no verbal, concluyendo que la forma puede tener tanto o más peso que el fondo de lo que se desea comunicar.
Otro concepto sobre el que se debe tener claridad es que, la política se trata de emociones, y que el foco está en mover emociones para acercar a los electores a la propuesta política que se desea comunicar. La conexión emocional es la que lleva a los electores a definir su posición y acercamiento o no, y ese enlace es mucho más poderoso que cualquier vieja táctica de la politiquería barata antigua.
Todo lo anterior lleva a considerar que en esta Era la comunicación política moderna exige un nuevo enfoque. Esta nueva visión implica que requiere una arquitectura multidimensional que involucre varios aspectos. Por lo tanto, al elaborar una estrategia política hay que considerar todos los elementos necesarios para identificar al ciudadano en su relación con su cultura, usos y costumbres, la psicología, la historia, la movilidad social, la antropología, la sociología, la composición social, las estadísticas de los más diversos aspectos, el histórico de los resultados electorales, entre muchos otros elementos; pues solo el estudio profundo de todo el entorno permitirá articular una estrategia poderosa que ayude a construir la ruta para el desarrollo de los objetivos estratégicos planteados para la consecución del poder.
Para la integración de todo lo anterior requiere, no solo, estudio, trabajo y disciplina, sino, disposición de mente abierta a los nuevos conceptos que están cambiando el mundo; eso cuando se tiene verdadera vocación y deseo de éxito en la consecución del poder para transformar vidas, sociedades y países.