Política, realidad versus percepción
Por: @OrlandoGoncal
En la política, muchas veces la percepción supera la realidad, y el fondo pesa tanto o más que la forma, sin embargo, muchos candidatos no logran tener claridad en los dos conceptos.
En ocasiones, los candidatos tienden a confundirlos, pues su percepción quizás está atada a sus deseos y estos a su vez pueden estar muy distanciados de la realidad, es decir, viven en una realidad paralela.
Según el diccionario de la Real Academia Española, la percepción es:” Sensación interior que resulta de una impresión material producida en los sentidos corporales”. Por lo tanto, la percepción se podría decir que es la manera en la que el cerebro logra descifrar las sensaciones que recibe a través de los sentidos, y con ello construye una impresión de la realidad física de su entorno. Más importe aun, esa impresión puede ser inconsciente o consciente.
Tener claridad sobre la realidad, implica dedicar tiempo, estudio y recursos a la investigación social. Con instrumentos científicos, probados a lo largo de décadas, puede entonces tenerse certeza sobre la realidad, sin embargo, los candidatos usualmente se dejan llevar por su olfato, creyendo que tienen una correcta lectura del acontecer y allí, es cuando sus estrategias -si es que las tienen- y sus mensajes fallan, pues están construidas sobre premisas erróneas.
Por ejemplo, un candidato se negó a gastar -jamás lo vio como una inversión- dinero en una encuesta. Su argumento en ese momento era que él sabía perfectamente lo que deseaba la gente, y lo que tenía que decirles. ¿Cuál fue el resultado? Sacó una votación casi marginal, pues su percepción de la realidad era errónea.
Otro ejemplo, un líder había logrado a lo largo de su mandato como alcalde hacer grandes transformaciones de la ciudad. Entre otras cosas había resuelto el problema del agua por los próximos 60 años, había reconstruido ciertas zonas de la ciudad que se habían abandonado, recuperó la infraestructura deportiva de gran importancia para los jóvenes, y, además, había construido un sinnúmero de pequeños parques bio saludables donde los vecinos podían hacer ejercicio de manera segura y agradable.
La percepción de ese alcalde era que la gente le recordaría por todas esas grandes obras, por haber resuelto el problema del agua, sin embargo, cuando estudiamos afondo el tema, los ciudadanos lo recordaban por los parques bio saludables, una pequeña parte de su ejecutoria, pese a que, ese alcalde transformó la ciudad, pero la percepción del ciudadano solo fue enfocada en los pequeños parques construidos por toda la ciudad. Demás está decir que, ese alcalde de alguna manera, se frustró, pues no entendía como la gente solo veía una pequeña parte de su gestión.
Con los ejemplos anteriores trato de que el lector observe como la percepción de los ciudadanos, en términos de comunicación política, se puede transformar en realidad, y por ello, investigar, estudiar y analizar el acontecer en el ciudadano se vuelve fundamental, pues como nos dice Tony Schwartz, en su libro La respuesta emocional, -y aunque el concepto tiene más de cincuenta años-, sigue estando vigente “El objetivo de comunicación -política- es tocar un acorde sensitivo en el ciudadano de información ya presente en su mente. No es para insertar nueva información”.
Así que la habilidad del consultor político tiene que estar en lograr, en primer lugar, descubrir que está en la mente y el corazón de los electores, entender y comprender cómo esa percepción es para ellos una realidad. Con ese conocimiento, entonces los consultores deben encontrar cuales son los conectores más sólidos y eficientes que permitan, con el uso de información ya presente en la mente del elector, impactar en él y generarle sensaciones y sentimientos que le acerquen a determinado candidato.
Es un proceso complejo y aquí entra a jugar el otro concepto que mencionamos al principio, la forma -en política- pesa tanto o más que el fondo. Dicho de otra manera, lo importante muchas veces no es lo que el candidato quiera comunicar, sino cómo lo comunica, la forma en que presenta su narrativa, para que, nuevamente, con el uso de información ya presente en la mente del elector, logre esa conexión emocional con el elector.
Nuevamente, se explica simple y rápido, pero es un proceso complejo, que además de estudio e inversión, requiere reflexión y debate, por lo tanto, tiempo.
En conclusión, la percepción puede ser, de manera consciente o inconsciente la realidad para el elector, y candidato que no tenga una clara lectura de esto, seguramente, no tendrá éxito en la contienda electoral.
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