Las campañas eficientes, ganan elecciones.
Por: @OrlandoGoncal
Las campañas electorales se deben visualizar como una empresa que requiere organización, estructura, planificación y presupuesto. Además, con tiempo limitado y recursos económicos restringidos – en ocasiones insuficientes- y con eso deben lograr su cometido.
Para lograr el objetivo deben contactar a miles o millones de electores, convencerles y lograr que se movilicen a votar en un mismo día. Eso, representa una hazaña gigantesca, que solo podrá ser afrontada con éxito si se prepara con antelación, se estudia el entorno, se hace investigación de mercado, se define la estrategia, el mensaje, y se diseña un plan estratégico, además de tener los recursos para ejecutarlo.
Si bien en todas las campañas hay que hacer lo mismo – como contactar electores, hacer eventos, comunicaciones, redes sociales, preparar al equipo de movilización de electores, de defensa del voto, recolección de fondos, logística y, muchas más actividades-, cada campaña es única e irrepetible. Por ello, la organización de la estructura deberá estar adaptada al tamaño de la misma, a la realidad imperante y a la disponibilidad de recursos económicos, logísticos y humanos que se dispongan.
Si es una campaña nacional lógicamente requerirá mayor estructura y complejidad que una campaña municipal, pero, todas necesitan cubrir las áreas básicas que le permitan desarrollar el plan trazado y lograr la meta.
Dicho lo anterior, y para no complejizar el tema, nos concentraremos en cuatro componentes básicos que, independientemente del tamaño de esta, siempre deberán estar presentes, y desde los cuales se compacta la estructura de la campaña. A saber, logística, financiamiento, estrategia y mensaje y, por supuesto, el candidato.
El primero, cuando nos referimos a la logística hablamos de la operación diaria de la campaña, la ejecución de los distintos programas y acciones previamente planificadas. Si bien el plan estratégico debe estar escrito, para evitar improvisaciones, y, por otro lado, para construir el presupuesto y el flujo de caja requerido para su implementación, el cual debe estar estructurado en función de los requerimientos de la campaña para lograr el objetivo, y sobre todo, que el mismo sea realizable y alcanzable.
El segundo elemento que está presente en todas las campañas y generalmente es crítico, el financiamiento. De vuelta, podremos tener la mejor logística, el mejor recurso humano, la mejor estrategia y mensaje, y, hasta el mejor candidato, pero, si no tenemos los recursos económicos necesarios, la campaña probablemente sea inviable.
El tercero, sin duda, el candidato es la estrella de las campañas. De hecho, acostumbro hacer el símil entre una orquesta y la organización de las campañas. Una orquesta requiere de mucha disciplina y estudio, igual en las campañas. La orquesta tiene un sin número de músicos, cada uno con un instrumento distinto, pero, todos ejecutan la misma partitura; en las campañas hay mucha gente involucrada, cada uno desarrollando una tarea específica, pero, todos bajo la misma estrategia. Las orquestas tienen un director, al igual que las campañas tienen jefe que las dirige.
Adicionalmente, muchas orquestas tienen un solista, un músico virtuoso, pues en las campañas, el candidato es la estrella. Ahora, si bien el candidato es la estrella y los reflectores se posan sobre él, las elecciones no se tratan de los candidatos, se tratan de los electores, de sus necesidades, sueños, aspiraciones y angustias.
Es importante resaltar que, usualmente el candidato se ocupa de múltiples tareas, cuando solo debería ocuparse de dos cosas importantes, de las VyP, es decir, conseguir -Votos y Plata-, pues de todo lo demás, se ocupa el equipo de campaña.
El cuarto y último y no por ello menos importante, la estrategia. Esta se refiere a un plan de acción diseñado para alcanzar la meta en el tiempo determinado. Por lo tanto, debemos visualizar los componentes de la campaña como las patas de una mesa, y no podemos dejar por fuera este último elemento, pues la mesa no se sostendría -con tres patas.
Adicionalmente debemos tener claridad de que, si bien cada elemento cumple una función en la campaña, siempre deben actuar en sincronía, pues la falla en alguno de ellos incidirá en los demás componentes y en el objetivo final.
Los cuatro elementos los podemos visualizar como un engranaje de cuatro piezas centrales. Cada una mueve a su vez otra serie de ensamblajes más pequeños -las distintas unidades de campaña- y estas ruedas más pequeñas a su vez están interrelacionadas e interactúan con otros pequeños mecanismos de la campaña, por lo cual, si alguno se detiene o aminora su marcha, tiene incidencia directa afectando todo el sistema del engranaje.
Jaime Duran Barba y Santiago Nieto, en el libro “El arte de ganar” resumen este concepto como: “La estrategia integra todas las acciones dentro de un conjunto coherente, hace que los elementos se refuercen unos a otros, calcula las consecuencias de cada acción en el conjunto de los electores, en los targets específicos, en los votantes de los otros candidatos y en otros actores que influyen en el resultado final”. Adiciona además que, “Si la estrategia no está escrita, no existe”.
En resumen, queda claro que hacer campaña a la vieja usanza, probablemente sea más costoso que antes, y menos eficiente. Con lo cual, en estos tiempos convulsos, hay que actualizarse en las nuevas técnicas y herramientas de la comunicación política moderna, recordando que, las campañas eficientes, son las que ganan elecciones.