Hipermetropía y miopía política
Por: @OrlandoGoncal
En varios países latinoamericanos comienzan a calentarse los ambientes políticos, debido a que se aproximan elecciones. A pesar de la evolución que se vienen gestando en el mundo moderno, persisten algunos dirigentes en actuar con tácticas de la vieja política, o peor aún, usando la politiquería arcaica del siglo pasado.
Por más experimentados que sean algunos dirigentes les cuesta entender que la construcción y desarrollo de una estrategia es un proceso complejo que implica tiempo, recursos, estudio y dedicación, y no es un simple proceso de –brainstorming- o lluvia de ideas.
El principio básico es entender que la –estrategia- es un plan de acción diseñado para alcanzar una meta particular en un determinado tiempo. Esta dirá qué hacer y qué no, qué comunicar y qué no se debe comunicar, en qué terreno se va a desarrollar la campaña, y, sobre todo, cómo orientar las acciones y comunicación para que la campaña se centre en los intereses, en los temas que le conviene a la campaña, y así lograr que los adversarios deban hablar y actuar en consecuencia.
Evidentemente, esos intereses y temas deben estar alineados con los intereses de los electores. Es decir, la claridad y la intensidad de lo que se desea hacer y comunicar deben imponerse en la campaña, y hacer que los adversarios vengan a esos temas, con lo cual, ellos abandonan los suyos y pasan a hablar de temas que la estrategia del interés colectivo dictamina.
Por otra parte, la estrategia debe integrar los elementos y acciones de la campaña, orientándolos en una dirección, que, a su vez, se fortalezcan unos a otros. Por lo tanto, si la estrategia está bien diseñada el plan de campaña responderá a esta y deberá mantener alineados a los integrantes de la misma, generando coherencia y congruencia en las acciones y comunicaciones, tanto del candidato como de los miembros del equipo; esto, sin duda, ayudará en la consecución de los objetivos.
Desarrollar una campaña requiere de: primero, tiempo. Tiempo para estudiar, investigar y prepararse. Por ello, no es de extrañar que los proyectos exitosos comiencen a prepararse con unos dos años de antelación. No implica que si se tiene menos tiempo se pueda conseguir procesos exitosos, pero, cuanto mayor sea el tiempo disponible, mucho mejor se podrá preparar el candidato y el equipo, sin duda, y mejores resultados se obtendrán. Como dato curioso, el comenzar con anticipación, no necesariamente encarece la campaña, por el contrario, puede ayudar a hacerla más económica. Ahora, el tiempo, es único recurso no renovable, y que siempre va a escasear en una campaña.
El segundo es la investigación, a través de: encuestas, focus groups -grupos focales-, entrevistas en profundidad, mapas del poder, análisis demográficos, targeting electoral –público o segmento poblacional objetivo, focalización electoral-, análisis multivariados de los resultados de las encuestas; entre otros más. Se requiere tiempo para su elaboración, recolección de la data, procesamiento y posterior análisis. A eso, habrá que contrastar cada resultado de cada herramienta de investigación con los demás; discutir, debatir y razonar, por lo cual, el tiempo, es clave.
El tercero, el dinero, es otro ingrediente importante. Para diseñar la estrategia hay que investigar, y la investigación cuesta dinero. Claro está, dependiendo del tamaño de la campaña se usarán más o menos herramientas, pero siempre será vital. No hay manera de hacer una estrategia seria, consistente, sólida y sobre todo ganadora, si solo nos guiamos por el olfato de los actores o gurús del destino. Por otra parte, hay que ver la investigación como una inversión y no un gasto. Al investigar se está obteniendo información de la fuente originaria, de buena calidad con resultados científicos para la guía del desarrollo estratégico.
El cuarto, el talento humano es parte fundamental a tomar en cuenta como requerimiento de la estrategia. La correcta selección de quienes desarrollarán no solo los procesos de investigación sino los adecuados ejecutores de la estrategia.
Por supuesto que tener un plan de campaña detallado y presupuestado es vital. Sorprende observar campañas que se lanzan a la aventura, sin estrategia, investigación, sin presupuesto y menos aún, sin un plan. Igualmente, algunas se centran en la diatriba política cuando el verdadero foco es el votante, sus aspiraciones, sus necesidades e inquietudes.
Quienes deseen ganar elecciones deberán actualizarse y prestar atención a las herramientas que la comunicación política moderna les ofrece, así como el uso de las nuevas tecnologías.
Si la hipermetropía y miopía política no les deja ver que el mundo, las sociedades y los electores han cambiado, pues se estarán acercando al fin de sus carreras.
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