¿Por qué fracasan los gobiernos?
Por: Orlando Goncalves
Pudiera pensarse que la pregunta es algo necia, sin embargo, en la realidad hay razones por las cuales los gobiernos pueden fracasar. Al respecto me enfocaré en cómo el péndulo oscila entre gobiernos de derecha e izquierda, y viceversa; claro, si es que existen ideológicamente estos extremos.
Veamos algunos casos.
Brasil durante 12 años tuvo un gobierno considerado progresista, de izquierda. En el primer día de gobierno Lula da Silva llevó a sus ministros a los sitios más pobres y deprimidos del país. Quería que observaran de cerca al país que no se queja, el mismo del que no se habla, pero, también del que la clase política sabe poco.
Lo hizo para que su gabinete entendiera que los programas sociales que deseaba impulsar eran una necesidad impostergable. Con esos programas sacó a más de 28 millones de brasileros de la pobreza; redujo los niveles de desnutrición y desescolarización de niños y jóvenes. Bancarizó a más 45 millones de personas de bajos recursos, eliminando la intermediación en los programas sociales, haciendo más eficiente el uso de los recursos.
Paralelamente, Lula da Silva atacó problemas estructurales, por ejemplo, desincentivó la concentración de capitales inoficiosos y en pocas manos, incentivando con ello la generación de empleo y una mejor distribución de la riqueza; invirtió en la construcción de infraestructura, volviendo al país más eficiente y productivo.
Luego vino lo que ya sabemos, las acusaciones de corrupción, su condena y posterior encarcelamiento, todo rodeado de una ola mediática, que no solo dividió al país, lo hiperpolarizó, permitiendo entonces el surgimiento de una figura contrapuesta a Lula, la del actual presidente, Bolsonaro, transformando a éste en el nuevo “salvador de la patria”.
A la vista están los resultados. Brasil se ha vuelto un problema para el mundo al tener una de las tasas de contagios de Covid-19 más elevada del mundo, y superado los 300 mil fallecidos. Al pésimo manejo de la pandemia se le suma el equivocado manejo de la economía; llevando a un país poderoso al derrumbe -como en buena parte del planeta- retrocediendo en los avances que había logrado Lula da Silva, y ahora se presentan el aumento acelerado de la pobreza, desnutrición y desescolarización de la niñez, así como el aumento de los crímenes violentos.
En medio de los actuales acontecimientos, las altas cortes del Brasil anulan los juicios contra Lula da Silva, entre otras razones, por: expedientes mal elaborados, pruebas no concluyentes o inexistentes, y como si fuera poco, quien lo juzgó no tenía competencia para hacerlo. Con la libertad de Lula da Silva, queda en evidencia el daño que hace a un país la manipulación de la justicia en manos del poder político.
Preámbulo para ilustrar cómo la población un día considera a un gobernante su héroe, y al siguiente lo cataloga de villano; cosa que ha sucedido, tanto con Lula, como con Bolsonaro.
Lo mismo acontece en Argentina. Macri fue el héroe que desplazó del poder al peronismo, y luego, debido a los ajustes que hizo en materia macroeconómica, pero, descuidando la parte social, pasó de héroe a villano, en apenas unos meses. Aquí hay otro elemento importante a considerar. Los problemas estructurales de los países, generalmente toman más tiempo y recursos para resolverse. Paralelamente implica un impacto negativo en las economías y calidad de vida de las clases menos favorecidas; con lo cual, si un gobierno solo se enfoca en los problemas estructurales, está dejando a la mayoría de la población en serios aprietos. Ese fue el caso argentino.
Si bien la intención del ex presidente Macri pudo ser buena al hacer los ajustes, con ello afectó a un porcentaje importante de la población, evidenciando que, si no se desarrollan programas que ayuden a aliviar la carga impositiva a la clase trabajadora, no se cumplirá el objetivo buscado. Al ciudadano no se le puede decir ¡espere un tiempo!, “quizás en 5 o 6 años la situación va a mejorar”, es decir, pase dificultades por estos años, que las cosas mejorarán y usted podrá comer mejor, quizás hasta tener una casa, un vehículo y hasta educación para sus hijos en el futuro.
Por otro lado, la pandemia desvanece al nuevo héroe, el presidente Alberto Fernández; quien logró sacar al villano de Macri, y ahora él es transformado en el nuevo villano.
Los casos en la región se multiplican y su análisis da para muchas horas de debates; pero, estos dos ejemplos -Brasil y Argentina- ilustran bien el tema, a pesar de que cada país tiene sus propias realidades, peculiaridades y momentos históricos únicos.
Los ejemplos permiten concluir que en campaña los candidatos tratan de conectar con el ciudadano, hacen grandes esfuerzos para presentar propuestas que ayuden de manera rápida a los más desfavorecidos, pero, una vez en gobierno se olvidan de los ciudadanos y se enfocan en desarrollar políticas que favorezcan a sus interés, bien sean políticos o económicos; o, en el mejor de los casos, se enfocan en tratar de resolver problemas estructurales, olvidando los problemas coyunturales que generalmente, son los que afectan de manera directa en inmediata al ciudadano.
Ahora, observemos como no todo es culpa de los líderes o gobernantes de turno; de alguna forma muchos gobiernos están fracasando porque los ciudadanos se han alejado de la política, a pesar de que ésta incide en la cotidianidad de sus vidas. Las sociedades vienen abandonando la razón de ser del Estado al elegir mal a sus gobernantes. Se han dejado deteriorar la capacidad de hacer contraloría y la veeduría ciudadana; permitiendo con ello que la administración de la cosa pública se convierta en el botín apetecido por organizaciones politiqueras montadas en el caballito de supuesta ideología de izquierda o de derechas, desviando la atención de los objetivos primordiales del Estado.
Los ciudadanos, titulares de la democracia, necesitan recuperar la capacidad de participar controlar y exigir sus derechos para la reconstrucción de un verdadero Estado.
A grandes rasgos, éstas serían algunas de las razones del ¿por qué fracasan los gobiernos?, tema complejo que daría para un análisis más profundo, así que, seguramente, volveremos a tocar éste acorde sensitivo en una próxima oportunidad.
Foto: www.bbc.com