La Toma de Caracas, definitivamente tiene al gobierno venezolano aterrorizado, y no es para menos, su fin se acerca.
La oposición venezolana ha hecho un llamado a los ciudadanos a movilizarse el primero de septiembre, para lo que han denominado la Toma de Caracas como protesta para exigir que se realice el Referéndum Revocatorio contra Nicolás Maduro este año, el cual ha sido torpedeado y retrasado en innumerables ocasiones por la autoridad electoral.
Si bien en principio, convocar a esta actividad con 30 días de antelación fue criticada, pues las penurias que están pasado los habitantes de Venezuela ya está a niveles de severa crisis humanitaria, con altísimos niveles de escasez de alimentos y medicinas, la realidad es que el ambiente que se respira en el país es impresionante, y la Toma de Caracas, terminara transformándose en la Toma de Venezuela.
Por un lado el gobierno tiene mucho miedo, y si buscamos sus sinónimos el gobierno de Nicolás Maduro reúne todos esos calificativos: temor, terror, pavor, pánico, espanto, horror, alarma, susto, sobresalto, recelo, aprensión, desconfianza, canguelo, turbación, sorpresa, asombro, desasosiego, cobardía.
Este último calificativo (cobardía), es quizás el que más debemos destacar, pues el gobierno ha hecho cosas insólitas, tratando de infringir miedo en la población, y todo indica que esa acciones, no solo no les han funcionado, sino que por el contrario han enfurecido más a la población, y la movilización será aún mayor.
Maduro, a través de los órganos de inteligencia y represión del estado, anuló la orden de casa por cárcel de Daniel Ceballos (dirigente y alcalde opositor), y en la oscuridad de la madrugada, irrumpe en su casa y lo trasladan a una cárcel de alta peligrosidad.
Un sacerdote hace una caminata de casi 600 kilómetros, en protesta por todos los atropellos que sufre a población a diario y para exigir el Referéndum Revocatorio, y las autoridades policiales lo retienen en varias ocasiones y, trataron retrasar su marcha.
Un grupo de indígenas recorre a pie más de 800 kilómetros para llegar a la Toma de Caracas y nuevamente las fuerzas públicas, tratan de impedir su avance. Los indígenas no se intimidan y rodean todos los bloqueos que les han puesto.
Un grupo de personas con discapacidad (en sillas de rueda) emprenden camino a Caracas recorriendo más de 400 kilómetros y nuevamente la fuerza pública, trata de impedirles su avance, en vez de darles el apoyo que requieren, pues su recorrido deben hacerlo por carreteras altamente transitadas.
El gobierno decreta que no podrá haber vuelos privados los días previos al primero de septiembre, también prohíbe el vuelo de drones, un gobernador prohíbe la salida de transportes públicos hacia la capital, todas las entradas y salidas de Caracas están fuertemente custodiadas por miles de militares, todos con armamento de guerra, y el Metro de Caracas, casualmente estará cerrado ese día, por mantenimiento.
Sumado a todo lo anterior, ya han detenido a varios dirigentes opositores, incluidos alcaldes en ejercicio, todas detenciones arbitrarias, violando sus derechos, sin el debido proceso y mientras escribo estas líneas, allanan la sede del partido Voluntad Popular, el partido cuyo principal líder ya lo tiene injusta e ilegalmente encarcelado, Leopoldo López.
Ya es público y circula en los medios más de 200 órdenes de allanamiento y aprensión contra diputados, alcaldes, ediles, y dirigentes opositores.
Es tal el terror que tiene el gobierno a la movilización popular que se realizará, que el 29 de agosto, en cadena nacional de radio y televisión, transmitieron un documental muy polémico llamado “Puente Llaguno, claves de una masacre”, un documental sobre algunos de los hechos ocurridos en abril de 2002, en Venezuela, en los que murieron 19 venezolanos.
Hay que recordar que, ese día una multitudinaria manifestación de opositores al presidente Chávez, se concentró y luego se dirigió a Miraflores (sede del Palacio de Gobierno) y la tragedia ocurrió en Puente Llaguno, a escasos 200 metros de Miraflores.
Es evidente que todas las acciones del gobierno de Maduro, están encaminadas a infringir terror y miedo en la población para que esta no se movilice el primero de septiembre.
El uso del miedo como herramienta de movilización o desmovilización de masas está ampliamente estudiado y documentado. Pongo solo dos ejemplos. No hay duda de que George W Bush lo utilizo muy bien en su reelección en 2004, poniendo siempre los sucesos del 11 de septiembre de 2001 de manera explícita o implícita en el debate.
Donald Trump, trato de utilizarlo con cierto éxito en su pre campaña, con sus ataques a los mexicanos y a los islamitas, afortunadamente, no le está resultando ahora.
En Venezuela, el presidente Chávez lo usaba cada vez que requería reunificar a sus adeptos, y tratar de generar temor en sus opositores, pero Maduro, lo ha usado de manera totalmente indiscriminada, casi a diario, y estos últimos días, ha sido sencillamente aberrante.
Parafraseando a una buena amiga: “El gobierno se volvió loco, y no avisó”
Es muy claro que todas estas medidas arbitrarias, aberrantes y muchas de ellas inconstitucionales, buscan desmovilizar a los ciudadanos opositores, pero su efecto ha sido totalmente lo contrario. La gente está enardecida ante tantos abusos y descaro.
Por primera vez en mucho tiempo, los ciudadanos se han llenado de valor y están dispuestos a salir a protestar contra Maduro y lograr que, por vía de la presión popular y con las herramientas previstas en la constitución, Maduro salga del poder.
Ahora, hay tanta rabia reprimida, tan frustración e indignación, que la movilización será monumental y la Toma de Caracas, será la Toma de Venezuela, y ni siquiera los dirigentes de la oposición podrán controlar tal masa de pueblo indignado.
Varias encuestadoras han dicho que la movilización podría llegar desde 600 mil (la más conservadora) hasta 3 millones de personas.
Esto por supuesto puede ser un problema, pues la protesta cuanto más organizada y persistente sea, mejores resultados producirá, y menos posibilidades tendrá Maduro de reprimirla.
El primero de septiembre de 2016, puede ser el principio del final de un gobierno que ya perdió hasta las apariencias democráticas, que actúa en base a la represión, a la violación sistemática de los derechos humanos y al abuso del poder.
El himno venezolano tiene una estrofa que dice: “Seguid el ejemplo que Caracas dio”, y eso será lo que suceda, Caracas y los venezolanos le dirán fuerte y claro al gobierno de Madura: “Basta Ya”, “Nosotros te revocamos”.
Que así sea.