El extremismo avanza.
@OrlandoGoncal
Después de una supuesta confusión del ministerio público portugués, cuando señaló que el primer ministro Antonio Costa estaba siendo investigado; afirmación que originó que este, inmediatamente renunciara, a principios de noviembre pasado, argumentando lo que quizás pocos políticos se hubiesen atrevido a manifestar: “si es que hay alguna sospecha sobre mí proceder, entonces no soy digno de estar al frente del gobierno y que por ello renuncio”
El presidente Marcelo Rabelo de Sousa, resuelve disolver la Asamblea Nacional y convoca elecciones las cuales se realizaron el pasado domingo. Esa disolución de la Asamblea no era la única alternativa que tenia el presidente Rabelo de Sousa, quien había sido respaldado en dos ocasiones por Costa como candidato a presidente, pero era lo que más le convenia a su partido el social demócrata.
En medio de la “supuesta” confusión del ministerio público que derribó un gobierno de mayoría absoluta, y que solo al cuarto día del anuncio corrigió, explicando que no era (al primer ministro) al que estaban investigando, sino otro Costa; se da esta convocatoria a elecciones anticipadas.
La realidad es que el gobierno del hoy ex primer ministro, había atravesado por varios escándalos políticos de personas de su entorno ejecutivo, y sumado a un mal manejo comunicacional de los casos, le habían minado un porcentaje importante de su aprobación, y quizás por ello, el presidente Rabelo de Sousa, resolvió lanzar los dados convocando elecciones anticipadas.
Una apuesta que, a la luz de los resultados, es clara que no le salió bien ni al presidente, quien deberá terminar su periodo en medio de una profunda inestabilidad política, y menos aun a su partido el PSD.
El escenario hoy es que, en la elección del pasado domingo fue la de mayor participación electoral llegado a más del 66%, la mayor desde 1995, donde el partido socialista pierde 13% de su caudal electoral ubicándose a pesar de ello en el partido más votado con el 28,66 % y el partido social demócrata obteniendo el 28,63% de los votos, pero logrando tres diputados más que el partido socialista.
El escenario es que ninguno de los grandes bloques políticos logra reunir la mayoría de 115 escaños para formar gobierno, pues la derecha sumando a todos los posibles aliados llegaría 87 diputados, y la izquierda y sus aliados a 91 parlamentarios. Sin embargo, en medio de este panorama, el partido de ultra derecha Chega (Basta) logra un impresionante avance y pasa de 12 diputados con el 7% de los votos en 2022, a 48 con el 18% de los votos en 2024.
Se rompe entonces el bipartidismo en Portugal el cual dominó la escena política, pero evidentemente la llave para la conformación de gobierno la tiene André Ventura, líder de Chega, con el cual la izquierda portuguesa jamás podría hacer alianza, pues ideológicamente están en extremos opuestos, y la derecha conservadora, si bien ha dicho que “no es no” a una posible alianza con Chega, la realidad es que hay algunos pequeños puntos de coincidencia, pero más allá de ello, esta la necesidad imperiosa de los 48 diputados del partido de ultra derecha, para formar gobierno.
Portugal hasta esta elección era un territorio que había logrado mantenerse a salvo del avance de partidos xenófobos, pero Ventura logra crecer a pasos agigantados como uno de los nuevos líderes de la ultraderecha europea, aunque con una particularidad que le distingue: su afinidad con el Opus Dei.
Este no es un hecho menor, y seguramente ahora entrará en la ecuación el poder y las relaciones del Opus Dei, para que el PSD seda en su posición y se logre hacer una mayoría con el partido Chega. Un escenario parecido al partido Popular español con Vox.
En ambos casos (sobre todo ya se ve en España) de darse esa alianza entre la derecha y la ultra derecha, es allanar el camino para que partidos y líderes populistas, radicales, xenófobos, anti inmigración, avancen y terminen absorbiendo a las derechas clásicas y moderadas.
Caso curioso, Portugal y España, dos países en donde muchas generaciones emigraron buscando más y mejores oportunidades y, en términos generales, lo lograron, ahora tengan en el seno de sus sociedades a partidos y movimiento xenófobos y anti migrantes.
Ante este cuadro, pareciera que el escenario en Portugal tiene dos alternativas. La primera, la derecha (el PSD) y la ultra derecha (Chega) se unen y forman gobierno, lo cual podría significar (por las concepciones ideológicas de ambos) que comenzaríamos a ver retrocesos en el Estado de Bienestar y reivindicaciones sociales de los portugueses. La otra alternativa es que al igual que España, deban realizarse nuevas elecciones, lo cual es otra vez una moneda al aire.
En fin, escenarios complicados por donde se vean.
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