“De visita en la política”
Por: @OrlandoGoncal
En política hay varias máximas que con el pasar del tiempo se van reafirmando así mismas. Una de ellas es que, si una campaña electoral se prepara, es organizada, metódica, coherente y enfocada en los objetivos estratégicos, además de tener una alta posibilidad de ganar la elección, es posible que el gobierno electo sea razonablemente bueno en su administración. Si, por el contrario, la campaña es desordenada y anárquica, pero, a pesar de ello logra ganar las elecciones, ese gobierno electo probablemente sea un gobierno mediocre. Los ejemplos abundan.
Otra de las máximas es que -hay que prepararse para gobernar-. Aquí, sobre todo en los últimos tiempos, se observa que muchos candidatos -preparan todo para ganar-, invierten tiempo, dinero y esfuerzos para lograr el objetivo; no obstante, dejan de lado el -prepararse para gobernar- luego sus gobiernos terminan siendo infortunados para el ciudadano.
Hay otra máxima que dice: “quien solo se prepara para gobernar, probablemente no gane una elección”. Y es sobre este punto que nos enfocaremos, pues la fórmula ideal es establecer un equilibrio entre el, preparar todo para ganar y prepararse para gobernar.
Para gobernar primero hay que acceder al poder, es decir, en un régimen democrático primero se va a una elección, y hay que ganarla, para llegar a ejercer el poder y gobernar. Lamentablemente, algunos candidatos, sobre todo, los que no son políticos de carrera tienden a equivocarse, pues cruzan el puente antes de llegar al río, es decir, se preparan para gobernar, mas no para ganar la elección, paso previo para luego gobernar.
En días pasados el escenario político colombiano se revolucionó al entrar en la escena política como pre candidato a la presidencia un ex ministro, académico, y ex rector de una de las universidades más prestigiosas de Colombia y el continente. Su entrada en escena estuvo precedida de un velo de intriga, pues, durante meses se especuló su posible participación en la carrera presidencial del 2022. Finalmente, la semana pasada Alejandro Gaviria se lanzó al ruedo.
Escuchando detenidamente los argumentos y declaraciones de sus intervenciones en distintos foros y escenarios, sus actuaciones como ministro de salud, y ojeando los contenidos de sus libros, hacen prever que es una persona preparada, que tiene un pensamiento y formación amplia y liberal, con una alta dosis de sensibilidad social que hacen presumir una claridad sobre los problemas y retos que afronta la Colombia de hoy.
Es evidente que ha dedicado tiempo a estudiar, pensar y repensar, debatir, discutir y conversar sobre las distintas Colombia que hay dentro de un mismo país; las diferencias que dividen a la sociedad, y, sobre todo, los puntos de encuentro, aquellos que podrían hacer de esta nación la gran Colombia que las diferentes generaciones han soñado tener.
Es posible que ese proceso de análisis haya llevado al ex rector a decantar posibles fórmulas de solución para los múltiples problemas y retos que aquejan a las comunidades en la nación y de cómo abordarlos; sobre todo, se avizora que tiene una visión integradora del país, demostrando que está preparado para gobernar.
Ahora, no se puede cruzar el puente antes de llegar al río, y es aquí donde en las apariciones públicas del pre candidato Gaviria se ve claramente que hay desbalance, pues está preparado para gobernar, pero, quizás le falte mucha cancha y preparación para ganar.
En reciente entrevista le preguntaron si el ejercicio que está haciendo en la política sería una actividad para quedarse o solo “estaría de visita” en caso de que no lograra cristalizar su aspiración presidencial. La infortunada respuesta del ex rector Gaviria le llevo a descalificarse así mismo, al contestar que, en este ejercicio “está de visita”, que no se ve en la política…, si no se ve en la política, ¿Por qué se mete en la carrera presidencial?
Es claro que la respuesta fue espontánea y no pensada, pues la política con P mayúscula exige constancia, perseverancia y un alto compromiso para consigo mismo y con los ciudadanos, no como una simple “visita” a ver el panorama.
No estar preparado para asumir verdaderamente el papel de una candidatura para ganar una elección es un error que algunos candidatos cometen, llevándolos a frustrar las ilusiones del elector y de los mismos candidatos, pues no logran alcanzar el objetivo, y no entienden por qué no lo lograron.
Tener convencimiento y predisposición para ganar, comprender la dinámica de las campañas electorales no perdiendo de vista que, en la comunicación política, muchas veces, las “formas” son tan o más importante que el fondo, y, tener presente que el riesgo mal calculado y los errores en política se pagan caros, conllevando, en algunas ocasiones, a privar a los países de tener a buenos gobernantes manejando la cosa pública.
Afortunadamente para el Dr. Gaviria, el tiempo, aún juega a su favor, pero tampoco le sobra mucho, aunque solo esté de visita en la política.
Imagen: UniAndes