La indignación como expresión política
Por: @OrlandoGoncal
Luego de 35 días de protestas en Colombia aún hay sectores que se empeñan en interpretar el conflicto bajo sus creencias personales, o peor aún bajo sus intereses particulares o grupales.
El gobierno ha cometido varios errores en la lectura del conflicto. En primer lugar, esto no es un tema de luchas políticas de la oposición y mucho menos de acciones planificadas ejecutadas y financiadas desde el extranjero como algunos sectores pretenden hacer creer.
El conflicto es producto de una enorme presión que han venido soportando las mayorías en el pueblo colombiano, producto de una deuda social que se ha acumulado por décadas y que hoy tiene sumido en una profunda desigualdad social al país, manteniendo inmerso en la pobreza a buena parte de la población. Sumado a ello, el acceso a servicios básicos como salud y educación no están garantizados por el Estado en muchas regiones, según lo certifica el Índice de Desarrollo Regional de América Latina en informe del 2020.
Todo ello ha producido un estallido social de la población llevándola a manifestarse en las calles; y ante la sordera y ceguera del gobierno, quien, en vez de tratar de entender la situación, resolvió usar de manera desmedida la fuerza pública, con lo cual generó mayor indignación en la gente, en especial en los jóvenes.
Para claridad en esa indignación y frustración que está en el colectivo, tenemos la tercera medición de la encuesta nacional realizada sobre los jóvenes, por la Universidad del Rosario, el diario El Tiempo y la empresa Cifras y Conceptos, cuyo trabajo de campo se realizó entre 6 al 12 de mayo de 2021.
Por razones de espacio solo relacionare algunos datos que permitan dar claridad a cerca de las motivaciones de los jóvenes en lo que piensan y lo que sienten en estos días, ayudando a comprender las razones del porqué después de 35 días siguen en las calles.
En primer lugar, las emociones que surgen en la vida de los jóvenes a raíz de la coyuntura actual del paro, son: para el 33% la tristeza; ira 27%; miedo 25%; frustración 22%; rabia 21%; desagrado 18%; desilusión 17%; y solo el 18% con esperanza y el 5 % la alegría. Las emociones negativas predominan, y su causa es el acumulado de situaciones reprimidas que han vivido producto de la desigualdad y la inequidad en el país.
Otro dato interesante es ¿De qué formas se han manifestado? Allí las respuestas fueron reveladoras: Redes sociales 63%; en las calles -marchas- 53%; debates con familia 49%; cacerolazos 43%; debates con amigos 39%; debates con compañeros de estudio o trabajo 32%. Aquí lo más revelador es que cuando un tema llega a la mesa, es decir se discute en familia, el tema ya está instalado en la mente del ciudadano.
Es claro que la rabia, la indignación que sienten los jóvenes no es cosa pasajera, es una emoción que tiene profundas raíces y por ello cuando se les preguntó ¿De qué manera fue convocado a movilizarse?, las respuestas fueron claras, por redes sociales 58%; por iniciativa propia 58%; por grupos de amigos 48%.
Ante los hechos de violencia en las protestas, el gobierno y sus aliados trataron de instalar la retórica de que eran agentes externos los que estaban propiciando los actos vandálicos, sin embargo, los jóvenes que están en las calles protestando tiene su propio concepto de dónde viene la violencia. El 64% piensa que es la fuerza pública encubierta; 59% bandas criminales; 35% grupos de extrema derecha; 33% extranjeros; 28% disidencias y milicias urbanas; 23% la extrema izquierda.
Adicionalmente, cuando les preguntaron por los problemas que más afectan al país y sobre las razones que justifican las protestas pacíficas, manifestaron que, el 49% el aumento de la pobreza; el 47% el proyecto de reforma fiscal, que fue retirada; la corrupción y que estos no sean investigados y sancionados el 48%; el aumento en el desempleo juvenil el 44%; el 29% dijo que era la inequidad existente en el país; un número similar dijo que los abusos de la fuerza pública.
A pesar de este panorama sombrío, hay una luz de esperanza, y es que el 87% considera que el voto es un instrumento para generar los cambios y soluciones que el país necesita, y el 89% manifiesta que votará en las elecciones de 2022.
Con este último dato no queda más que estimular a los jóvenes a que canalicen toda esa energía, inteligencia, y, sobre todo, la indignación para que, si quieren hacer grandes cambios tienen que cambiar el sistema desde adentro, es decir, deben meterse en la política, competir y llegar a los cargos de elección popular para producir los cambios desde adentro. Muchos dirán que eso no es posible, pero, sí que lo es, y en eso estamos unidos un equipo de consultores trabajando para apoyarles, dispuestos a trabajar pro bono para asesorarles y enseñarles a lograrlo.
Por último, las manifestaciones en Brasil ya comenzaron, en el Paraguay las tensiones sociales están llegando al máximo, el Perú está a la expectativa de sus elecciones, al igual que México, pero las presiones están allí. En Panamá, al igual que otros países, el sentimiento de indignación está a flor de piel. O los gobernantes prestan atención y se ocupan de gobernar para los ciudadanos, o la indignación se va a apoderar de las calles.