¿Error tras error o estrategia? Video columna #68

¿Error tras error o estrategia?

Por: @OrlandoGoncal

Las recientes protestas sociales llevan 28 días, generando toda clase de emociones y sentimientos en la sociedad colombina. Lo más preocupante quizás sea la errónea lectura que sobre ellas están haciendo algunos líderes políticos.

Comencemos por el gobierno.

De acuerdo con la Constitución, “las autoridades de la República están instituidas para proteger a todas las personas, en su vida, honra, bienes, creencias, y demás derechos y libertades, y para asegurar el cumplimiento de los deberes sociales del Estado y de los particulares” mandato de obligatorio cumplimiento para un mandatario en funciones.

En aras de esas garantías constitucionales el gobierno debió hacer uso de múltiples herramientas que le permitieran medir previamente la sensibilidad y el sentir de la gente en momentos tan aciagos para el país; haber previsto así el descontento y rechazo a las pretendidas reformas, permitiéndole estructurar estrategias preventivas que evitara el estallido de la protesta ciudadana, y soluciones alternativas para activar la economía. Hubiera ahorrado la perdida de muchas vidas y la protección de los bienes vandalizados.

Por el contrario, presentan la Reforma Tributaria sin pensar en la gente, y desde el primer momento de la protesta ciudadana, el presidente Duque se cerró al dialogo, tomándose -varios días y un gran número de fallecidos- para que el mandatario retirar la Reforma Fiscal que pretendía llevar adelante y, otro tanto de tiempo y muertes para que el presidente aceptara dialogar con los dirigentes del paro.

Aquí está el primer error, no haber entendido que la reforma fiscal, fue la gota que derramó el vaso, fue el “ya basta”. Comprender que las protestas eran la expresión de indignación colectiva producto del hartazgo del “mal vivir” de millones de familias colombianas, que durante más de un año sufrieron en silencio su situación precaria, agravada y acallada por la pandemia.

No entender eso y a la vez reaccionar con la fuerza de las armas para tratar de controlar las manifestaciones solo provocó mayor indignación y rabia en los protestantes. Es cierto que un pequeño grupo de manifestantes generaron violencia, disturbios y saqueos, que para nada son aceptables, pues además desvirtúan la protesta, pero aquí cabe la pregunta de cómo una de las mejores policías del mundo, la que ha vivido por décadas en un país en guerra, que se presume tiene uno de los mejores servicios de inteligencia, no tenía monitoreados a esos pequeños grupos y, sobre todo, ¿cómo no pudieron neutralizarlos de manera rápida, eficiente y sin violencia?

El segundo error del gobierno, ha sido empeñarse en hacer el “dialogo” con los actores que ellos quieren, en el terreno que ellos quieren, y como dice un amigo “entre manteles y pompas”, es decir, encerrados en el Palacio de Nariño, en vez de tener la valentía -y la sensatez- de escuchar a la gente, fuera de los muros de palacio.

El tercer error, ha sido el jugar al enroque con su gabinete al producirse varias renuncias en el mismo. El manual más básico de manejo de crisis recomienda que ante una crisis, es la oportunidad de abrir el espectro, el juego; de integrar a nuevos actores, frescos, no contaminados y con conexiones y puentes con los actores en conflicto, para así buscar acercar a las partes o bien neutralizar a algún actor del conflicto, sin embargo, el presidente Duque ha ido en contra vía de esa recomendación estratégica en la comunicación política, cerrándose aún más.

Como cuarto error, el presidente Duque y su entorno más íntimo, hacen intentos desesperados por mantener a cualquier costo y a toda costa, su narrativa, “de que están haciendo las cosas bien” pero, que “ciertos actores políticos que están empeñados en no dejarle gobernar”

El quinto error y quizás el más reciente, ha sido tratar de engañar a los ciudadanos con una treta de principiantes en la comunicación política, haciendo grabación de declaraciones al presidente, hablando en inglés, tratando de hacer creer en el imaginario colectivo que eran fragmentos de entrevista realizadas al mandatario por un medio extranjero. Eso solo ha contribuido a que los niveles de indignación aumenten aún más.

Ahora bien, un conflicto cuando se extiende tanto en el tiempo, genera desgaste de los protestantes, y sobre todo de la población, y aquí, como lo advertimos semanas atrás, el comité del paro debe reevaluar su estrategia, abrir las puertas a la participación de todos los sectores, y sobre todo, ser mucho más creativos en las protestas, abandonando el bloqueo de vías que están generando desabastecimiento de alimentos, combustibles y medicinas en algunas regiones del país, oxigenando así los ánimos y creencias del ciudadano en la protesta.

Esto implica que también los organizadores del paro deben escuchar de manera atenta lo que los ciudadanos les están diciendo. Deben como ya dijimos, abrir las puertas y entender que, si bien tienen el respaldo de una buena parte del país, no es menos cierto que el desgaste y el agotamiento de los ciudadanos, más aún con los bloqueos puede ser un factor que dé al traste con su lucha, cosa que seguramente el gobierno, como también advertimos semanas atrás, podría ser su estrategia de alargar el conflicto para por un lado jugar al desgaste de los protestantes, pero por el otro lado, tratar de imponer su retórica de que las protestas buscan implantar el modelo del socialismo del siglo XXI.

Lo cierto de todo esto es que hay un gobierno patinando en sus errores, con sordera selectiva y empecinado en mantener una línea de acción en función de intereses políticos, olvidándose de la realidad de los millones de ciudadanos para los cuales debería “Gobernar” con generosidad.

Por el otro lado, el comité del paro puede terminar perdiendo el foco, por un lado, por el alargue del conflicto como ya lo explicamos, y por otro, por omitir ampliar la franja de actores escuchando a los ciudadanos que rechazan la violencia, que, aunque no generada por los protestantes de bien, si necesitan mostrar interés, estrategias y acciones dirigidas a apaciguarlas, poniendo distancia de esa “violencia que desvirtúa el verdadero objetivo de la protesta”.

Mientras, los jóvenes están en las calles con energía con ánimo y con claridad en los objetivos que buscan con la protesta, pero de eso hablaremos la próxima semana.

Foto: www.elheraldo.co

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