¿A quién le conviene una crisis en Ecuador?
Por: @OrlandoGoncal
El pasado 7 de febrero, el pueblo ecuatoriano fue a las urnas para escoger a su presidente y a los diputados a la Asamblea Nacional. En una carrera donde competían 16 candidatos era lógico pensar que el voto estaría muy disperso, y por lo tanto difícil que alguien pudiera ganar en primera vuelta.
No fue el caso, así que Andrés Arauz logra obtener el 32% de los votos, con lo cual es obligatorio ir a una segunda vuelta. Desde la noche de la elección, el Consejo Nacional Electoral -CNE-, emite un boletín con un aproximado del 40% de las actas escrutadas, pero ese porcentaje no estaba ponderado y por lo tanto no era representativo de todo el país.
En ese boletín aparece el candidato Yaku Pérez con una ligera ventaja sobre Guillermo Lasso, pero recordemos que la muestra no era representativa del país, sin embargo, el candidato Pérez se declara ganador y argumenta que él ha clasificado para la segunda vuelta.
Durante los siguientes 13 días, el CNE fue escrutando el resto de las actas y resolviendo los conflictos que había con algunas de ellas y al final declara que Guillermo Lasso es quien pasa a la segunda vuelta la cual se disputará el próximo 8 de abril. Este es el contexto, ahora veamos los escenarios.
Yaku Pérez desde el día siguiente de la elección en paralelo a declararse ganar, comenzó a hablar de fraude y luego solicito ante la justicia que se detuviera el conteo de las actas, es decir según él iba ganando, pero deseaba que se paralizara el conteo para evitar el “supuesto” fraude. Esto es una situación idéntica a la que hizo cierto presidente del norte, quien también argumentaba que había ganado, pero quería que pararan el conteo.
Guillermo Lasso, en una jugada brillante, ofrece que se recuenten el 100% de los votos de la provincia de Guayas y el 30% del resto del país, a fin de despejar las dudas sobre el resultado. Es de hacer notar que la ley electoral del Ecuador, no prevé esta situación. Sin embargo, el CNE siguió con su proceso normal.
Yaku Pérez insiste reiteradamente que le hicieron fraude, pero al día de hoy no ha presentado las pruebas de dicho “supuesto” fraude -nuevamente, muy similar, al señor del norte-, y ha venido radicalizando su retórica llevándola al extremo de argumentar que esto es un ataque a los pueblos indígenas y convocando a movilizaciones para protestar por el, reitero, supuesto fraude.
Aquí cabe la pregunta de ¿Por qué el señor Pérez insiste en el fraude y no presenta las pruebas? En mi experiencia, eso siempre lo hacen los que realmente perdieron, pero se ven obligados a mantener esa posición y discurso, pues están tras la búsqueda de nuevos objetivos políticos y económicos personales.
El sector indígena ecuatoriano, en su mayoría no tuvo buenas relaciones durante la década del mandato del ex presidente Rafael Correa, razón por la cual, en condiciones normales, sería lógico pensar que, en una segunda vuelta, un porcentaje importante votaran por Lasso, para impedir que regresara el correismo, pero con la posición y retorica asumida por Pérez, es evidente que desea dividir el voto del sector indígena para que gane Andrés Arauz, el candidato de ex presidente Correa.
Pareciera ilógico, pero en el fondo no lo es. Me explico: si el señor Pérez logra su objetivo, -dividir el voto indígena y que gane Arauz-, manteniendo su retórica de que se le hizo fraude, busca entonces consolidarse como el líder de la oposición y más aún, busca tomar el control de la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador -CONAIE- con lo cual se haría de un gran poder de movilización de masas, además de cierto poder económico que le permitiría hacer una oposición férrea a un eventual gobierno de Arauz, y mantenerse vigente, y posicionarse para la próxima elección.
Así que es claro a quien le favorece una crisis en el Ecuador. La pregunta es: ¿Cuánto le costará esta crisis al Ecuador? Sobre todo si pensamos que la misma es perfectamente evitable.
Definitivamente, Guillermo Lasso tiene un difícil y complicado camino por delante pues, debe enfrentar a dos adversarios –Arauz y Pérez- en la segunda vuelta, y aunque él tiene más capacidad de maniobra y negociación para generar una gran coalición que Arauz, no la tiene fácil.
Qué lástima que los egos y las apetencias de algunos, pongan a todo un país al borde de una crisis que jamás debió suceder.