La conexión emocional es directamente proporcional con los resultados.
Por: @OrlandoGoncal
En la década de los setenta, Tony Schwartz, genio de la comunicación política, adelantado para su época, en su libro “La respuesta emocional” la explica con claridad cuando dice: “El objetivo de comunicación política- es tocar un acorde sensitivo en el ciudadano de información ya presente en su mente. No es para insertar nueva información” sin dudas sigue estando vigente.
La complejidad del mundo de hoy hace que quienes estamos en el área de la comunicación política como consultores, debamos ser conscientes de que las oportunidades no se pueden desperdiciar, por el contrario, aprovecharlas al máximo.
Básicamente quiero referirme a las ocasiones en que, teniendo oportunidades por delante algunas campañas se empeñan en construir nuevos relatos, forzando así al elector a tratar de imaginar un nuevo acontecimiento, hechos que generalmente tienen que ver con -presunciones o predicciones- del futuro, y como si fuera poco, no se detienen a preguntarse ¿El elector nos creerá? Y la verdad es que, posiblemente, no les crean ese nuevo relato.
Para ilustrar el tema, veamos un ejemplo.
El Partido Revolucionario Institucional-PRI- de México tiene una campaña en redes sociales donde usan el hashtag #EstamosATiempo. Centran la atención en explicar que con Morena 94 de cada 100 universitarios -no tendrá empleo en 4 años- y luego añaden que los mexicanos están a tiempo de cambiar el futuro.
Entonces, surgen preguntas como, ¿De dónde salió la cifra de 94 de cada 100 universitarios no tendrá empleo en 4 años? ¿Cuál es el soporte de esa afirmación? lo que nos lleva al siguiente nivel, preguntarnos, ¿para el ciudadano sencillo -la mayoría-, el que hoy la está pasando mal, es válido hablarle de lo que le sucederá en 4 años?, o resulta una quimera. Para ese ciudadano el acontecimiento es muy lejano, cuando su prioridad es resolver el día a día del presente, el hoy.
Paralelamente, ¿A quién le están hablando con esta publicidad? Claramente están enfocándose en los jóvenes; lo que, desde el punto de vista de la segmentación del mercado es correcto. Sin embargo, de nueva vuelta, están hablando de un supuesto hecho que se supone pasará en 4 años. ¿Tendrá peso sobre esos jóvenes lo que pase en 4 años o lo que están viviendo al día de hoy?
Lo que viven y padecen hoy lo tienen muy presente, es parte de su realidad actual, pero, la campaña busca construir un nuevo relato, agregando información adicional en la mente de esos jóvenes, con lo cual vuelven las preguntas, ¿Qué pesará más para la elección de junio, la situación real actual o la presunción dentro de 4 años?
Regresando a la pregunta inicial sobre la credibilidad, lo que el anuncio quiere decir es que, el gobierno de Morena “López Obrador”, -líder que aún conserva el 60% de aprobación- “lo está haciendo mal” y que dentro de cuatro años veremos las consecuencias. Aquí lo primero a evaluar es ¿Quién tiene mayor credibilidad, el PRI o Morena? Según la mayoría de las -encuestas- el índice de confianza aún sigue siendo de Morena; por lo cual el PRI con ésta campaña de #EstamosATiempo, probablemente esté arando en el mar; básicamente porque, como ya dijimos, está tratando de construir un nuevo relato imaginario en la mente de los electores, con el hándicap de la credibilidad y confianza.
Seguramente una campaña basada en información que ya el elector tiene en su mente y que estimule el malestar que vive y siente hoy pudiera tener mayor impacto, y, sobre todo, credibilidad. Con esto no estarían haciendo que la gente piense en un problema a futuro, sino que estarían tejiendo una conexión con su padecimiento presente, para que el ciudadano, de manera fácil y sencilla, llegara a la conclusión e identificara al responsable de su actual padecimiento, angustia o carencia.
Por lo tanto, el principio de Tony Schwartz una vez más pudiera ser parte de una estrategia que con total seguridad generaría resultados positivos para quien la aplique.
De nueva vuelta, cuanto más natural y simple sea el proceso de comunicación de una campaña para activar emociones en el elector, mayor será la credibilidad y la confianza que les lleve a acercarse a la campaña que logra “tocarle ese acorde sensitivo”.
Aunque los tiempos se acortan, aún están a tiempo para que la -Alianza Va por México- unifique criterios y logre generar de manera conjunta una estrategia que le permita al elector llegar de manera natural a la conclusión de que esa unión no es meramente electoral, sino que realmente están al lado de la gente, y que sienten y se preocupan con los problemas de todos, y lo más importante, están trabajando para resolverlos.
La inexistencia de una verdadera conexión emocional, contrastada con lo que dicen las encuestas al día de hoy, auguran unos resultados que, quizás, no sean los más favorables para la Alianza Va por México.