Tres hechos, múltiples impactos. Video columna #45

Tres hechos, múltiples impactos.

Por: @OrlandoGoncal

La semana pasada sucedieron tres hechos que sin dudas tendrán impacto y consecuencias en la vida de los habitantes del planeta.

El primero, el pasado 10 de diciembre se cumplieron 78 años de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, y sorprendentemente esta icónica fecha pasó casi inadvertida, pero, más allá de los actos protocolares para exaltar el aniversario, lo que más impacta es cómo a diario en múltiples países del mundo se siguen violando los DDHH, con hechos que van desde el asesinato, la persecución, el destierro, el desplazamiento forzado de millones de personas, la discriminación -por sexo, religión, raza- las amenazas, la censura, entre otros.

De todo ello, hay tres situaciones preocupantes. La primera, la ineficiencia y hasta desidia de los Estados en cuidar y proteger a sus ciudadanos al no prestarles o garantizarles una vida digna, con igualdad de oportunidades y justo acceso a servicios de calidad. La segunda, la inoperancia de los distintos organismos y organizaciones internacionales para impedir la constante y sistemática violación de los DDHH en el planeta. La tercera, que el propio ciudadano no ejerza su derecho soberano a la ciudadanía y por ello de por sentado que tiene derechos, más no los ejerce; y cada vez que algún gobierno o empresa privada viola sus derechos no hay reacción ciudadana.

Esto sin dudas está teniendo y tendrá serias consecuencias para la humanidad.

Otro hecho que llama la atención es la demanda que han presentado la Comisión Federal de Comercio de Estados Unidos y 48 de los 50 fiscales de los Estados contra Facebook. Los demandantes argumentan que la empresa que dirige Mark Zuckerberg lleva años como “monopolio” en el sector de las redes sociales “mediante conductas empresariales que atentan contra el libre ejercicio de la competencia” al adquirir de forma poco ética a competidores como Instagram o WhatsApp, privando así a los consumidores de los beneficios y ventajas de un mercado competitivo y con mayores garantías de protección de la privacidad.

Los demandantes solicitan al tribunal que obligue a Facebook a desinvertir en activos o aplicar reestructuraciones de su negocio, sobre todo, en relación con la red social fotográfica y el popular servicio de mensajería.

La verdad de esto es que a principios de los 90 uno de los atractivos del internet era que solo se veía la publicidad que uno deseaba, no era impuesta e invasiva como en la televisión convencional. Esa realidad hoy ha cambiado, con el agravante de que hoy es más impertinente y molesta; además de que todas las redes sociales -no solo Facebook-  con sus famosos “algoritmos” literalmente desean obligarnos a ver, leer y escuchar lo que ellos quieren imponer, o, en el mejor de los casos, lo que ellos suponen que nosotros queremos consumir, con el adicional de la recolección, manipulación y comercialización de los datos que recogen de nuestra actividad en el ciberespacio.

Sin dudas, urge la necesidad de democratizar el conocimiento y el acceso a las comunicaciones, evitando que los empresariados de las redes informáticas impongan su propia dictadura, dónde ellos sean unilateralmente los que dictaminan que debemos ver, leer y escuchar en la mayoría de los casos. La demanda contra Facebook seguramente es apenas la punta del iceberg, pero, no hay dudas de que el debate deberá darse a profundidad y tendrán que implementar regulaciones legales y éticas para evitar no solo el desbalance que hay hoy día, sino para garantizar un verdadero acceso democrático al conocimiento y al uso de todas las herramientas tecnológicas.

Ahora bien, el hecho que más llama la atención es que iniciaron operaciones de cotización en la bolsa, en el mercado de futuros de Wall Street, y se creó un índice Nasdaq, conocido como NQH2O, el cual se basa en un indicador de precios de los futuros del agua en California.

O sea, nosotros mismos somos 60% agua, en la Tierra hay unos 525 millones de kilómetros cúbicos de agua y esa cantidad no ha disminuido ni aumentado en los últimos dos mil millones de años, sin embargo, en pleno siglo XXI más de 2.200 millones de personas en todo el mundo siguen careciendo de acceso al agua, el saneamiento y la higiene, según un nuevo informe de UNICEF y la Organización Mundial de la Salud, y con esa realidad, ahora vamos a comenzar a cotizarla en la bolsa como si fuera oro, petróleo u otro commoditie.

Esto sin dudas aumentará la brecha entre ricos y pobres, se incrementará la discriminación; pero lo más grave aún, la posibilidad de que se generen conflictos por el vital líquido, haciéndolo exponencial en la medida que este se comercialice y deje de ser un bien universal.

Sin agua no habría vida en la Tierra, entonces ahora quieren que unos cuantos la controlen. ¿Qué vendrá después, el aire, el sol, la luna?

Los tres temas sorprendentemente están entrelazados, y si el ciudadano no ejerce la ciudadanía en toda su plenitud seguramente pagará un precio muy alto. Afortunadamente, el nivel de compromiso y entrega de los jóvenes con este tipo de causas le dará al planeta una bocanada de oxígeno -bueno, mientras lo privaticen también-.

Foto: https://www.65ymas.com/

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