Dictadura Moderna. De Fujimori a Maduro.
Por @OrlandoGoncal
Si es que alguien en alguna parte del planeta tenía dudas de que el régimen de Nicolás Maduro se venía apartando progresivamente de la senda democrática, pues hoy ya no tendrá ninguna duda.
El Tribunal Supremo de Justicia de Venezuela, emitió una sentencia donde declara la omisión inconstitucional parlamentaria, que la Asamblea Nacional (parlamento o congreso federal), persiste en su desacato y que cualquier actuación de la Asamblea Nacional será invalida.
Adicionalmente, la Sala Constitucional se auto otorga las facultades parlamentarias, las que serán ejercidas por ellos mismos, o por quien ellos designen. Además, en una sentencia del día anterior, limitaba la inmunidad parlamentaria, y conminaban al jefe de estado a tomar todas las medidas para evitar el estado de conmoción nacional y a llevar ante la justicia militar a los diputados que aprobaron el acuerdo de solicitud a la Organización de Estados Americanos (OEA), la activación de la Carta Democrática Interamericana, bajo el delito de traición a la patria.
Todas estas acciones son una demostración fehaciente de que el régimen venezolano no es una democracia, que se quitó la careta y no le importa lo que piense la comunidad internacional.
Ahora ¿Cómo llegamos hasta aquí? Esa es la pregunta que muchos ciudadanos se hacen. Veamos los antecedentes.
En las elecciones parlamentarias de 2014, la oposición venezolana, agrupada en la Mesa de Unidad Democrática (MUD), obtiene un triunfo sin precedentes, al recibir más de 14 millones de votos y logra así hacer de la 2/3 partes de la Asamblea Nacional.
Esa campaña electoral estuvo plagada de ofertas electorales absolutamente absurdas (y hasta mentiras) pero, que sí lograron sembrar un sentimiento de esperanza en la población.
El régimen de Nicolás Maduro, al ver su derrota y, violando (una vez mas) la Constitución Nacional, a través de sus diputados en la Asamblea Nacional que estaba por finalizar su periodo, nombra de manera fraudulenta a nuevos magistrados en el Tribunal Supremo de Justicia y del Consejo Supremo Electoral.
El 5 de enero de 2015, toma posesión como presidente de la Asamblea Nacional Henry Ramos Allup y, en su discurso inaugural, hace una oferta central, que en seis (6) meses se encontrar una salida constitucional y democrática para la salida de Nicolás Maduro y convocar a nuevas elecciones.
Pasaron los días, semanas, meses, años y, esa fórmula mágica jamás apareció. En el transcurrir de los días, Henrique Capriles Radonsky (Gobernador de Miranda y dos veces candidato presidencial), empuja la idea del Referendo Revocatorio, previsto en la Constitución Nacional.
Nuevamente el régimen, a través de unos tribunales penales en las regiones, emite unas sentencias que bloquean la posibilidad de hacer el Referendo Revocatorio.
Durante el mandato de Henry Ramos Allup como presidente de la Asamblea Nacional, no se removieron los magistrados del Tribunal Supremo de Justicia ni del Consejo Supremo Electoral que fueron nombrados de manera inconstitucional por la Asamblea saliente. Otra oferta electoral incumplida y que, el Sr. Ramos Allup jamás ha explicado porque no se hizo.
Mientras todo esto ocurre, la situación económica y social del país se deteriora a pasos agigantados. Mueren centenares de neonatos en los hospitales por las tremendas deficiencias de los hospitales y por la pésima alimentación de sus madres. La población en general, pierde el 10% de su masa corporal. El 80% de la población solo come una o dos veces al día. Por otro lado, más del 30% de los ciudadanos, buscan entre la basura el sustento diario. El nivel de escases de comida llega a más 70%, el de medicinas a 80%, y la inflación más alta del mundo, que el año pasado cerró arriba de 600%.
La polarización del país se agudiza, las protestas aumentan en número e intensidad y, ante ésta crispación del país, el régimen inventa un diálogo nacional con la participación de la Unasur, y los expresidentes Zapatero de España, Fernández de República Dominicana y, Torrijos de Panamá y, la oposición accede, desmovilizando la población y aplacando las protestas. ¿Los resultado de esos diálogos?, el régimen compro más tiempo, aumentaron los presos políticos y la situación del país se deterioró aún más.
Llegamos a diciembre de 2015, nuevamente con subterfugios, el régimen bloquea la realización de elecciones de Gobernadores y Alcaldes y, sencillamente no se hacen. Aumentan las protestas y surge la fase 2 del diálogo, donde la oposición pide la presencia de un enviado especial del Vaticano. Nuevamente la oposición desactiva las protestas y se sienta a la mesa con el régimen y los demás actores. Los dirigentes de oposición perciben el rechazo masivo de la población a éste diálogo y se retira públicamente, pero, en secreto sigue conversando y así llegamos al día de hoy.
Desde enero de 2016 a la fecha, el Tribunal Supremo de Justicia ha emitido 55 sentencias que desconocen las actuaciones y leyes que ha aprobado la Asamblea Nacional, (imaginamos que son resultados los tangibles de los diálogos) y, la sentencia de hoy, es el decreto de muerte del poder legislativo venezolano.
Tantos errores, tan seguidos por parte de la oposición venezolana, nos hace preguntarnos, ¿sí son producto de la incompetencia, o, es de la complicidad? Es una pregunta muy dura, que genera dolor, tristeza y rabia, al ver que cada día muere más gente por una inseguridad desbordada, por falta de medicinas en los hospitales, por hambre y miseria.
Todos los grandes cambios sociales que se han producido en el mundo, a lo largo de la historia, han sido impulsados por los propios ciudadanos, ante la inacción de sus dirigentes y gobernantes. Los venezolanos tendremos que tener esa consciencia y salir a defender la democracia con energía, fuerza y valentía. Fujimori en su momento disolvió el congreso, la comunidad internacional lo rechazó, los ciudadanos peruanos batallaron y salieron a las calles a defender la democracia. Hoy sabemos dónde está. Nos toca hoy a nosotros, salir a defender la democracia y, sin duda, a Maduro y a sus acólitos, les espera el mismo destino que a Fujimori.
La historia, la razón y el derecho está de nuestro lado, así que, hagamos ciudadanía, ejerzamos y defendamos nuestros derechos.