La potestad que se auto otorgan los EE.UU. de “certificar o desertificar” a otro país en la lucha contra las drogas, es una enorme hipocresía, pues son precisamente ellos los que generan la mayor demanda de drogas.
Los problemas globales como el narcotráfico, el tráfico de armas, de personas, la crisis climática, etcétera, requieren de respuestas globales, no decisiones unilaterales cargadas de fariseísmo.
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