Llegar a casa de un elector, tener un breve dialogo con él e inmediatamente pedirle el voto, es literalmente lo mismo que, alguien a quien usted no conoce, toque su puerta y le pida prestados $20 USD.
Evidentemente no se los va a prestar, pues usted no lo conoce.
Lo mismo sucede con pedir el voto a alguien que no conoce el candidato.
El proceso de solicitud del voto tiene hoy día un complejo recorrido que hemos llamado “la cascada de toma de decisión del elector”
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