Es notorio -y así lo reflejan múltiples estudios de opinión pública- que los ciudadanos -fundamentalmente en nuestra región- están insatisfechos con el actuar de los partidos políticos, de los gobiernos y por ende de las democracias, por lo cual las preguntas de rigor que deben hacerse son: ¿qué está haciendo el ciudadano para revertir esa situación?, ¿pretende el ciudadano que las cosas mejoren mientras él no ejerce sus derechos e incumple sus responsabilidades?