Ecuador ¿crisis eterna?
Por: @OrlandoGoncal
La crisis del Ecuador que ha desembocado en lo que se llama la muerte cruzada, con lo cual el presidente Guillermo Lasso disolvió la Asamblea Nacional y a su vez, ponen fin a su mandato de manera anticipada, no es nueva, de hecho, lleva años fraguándose y definitivamente la clase política no logró ponerle coto.
Veamos, el expresidente Lenín Moreno electo en 2017 estuvo durante más de 7 años como parte del gobierno del expresidente Rafael Correa, sin embargo, una vez electo inmediatamente centró la mayoría de sus esfuerzos en tratar de borrar el legado de sus predecesor, lo cual lo llevó a entrar en una lucha política desgastante, y en vez de centrarse en gobernar, en cumplir sus ofertas electorales, pues se le fueron sus 5 años de mandato y en vez de destruir el legado del expresidente Correa, sencillamente logró que la figura del exmandatario se mantuviera vigente, a pesar de su condena judicial y de estar viviendo en el extranjero.
En 2021 el presidente Lasso -luego de dos intentos en 10 años- logra llegar a la presidencia del Ecuador, apoyado por su propio partido el Movimiento Político Creando Oportunidades -CREO- y el Partido Social Cristiano -PSC- venciendo en segunda vuelta a Andrés Arauz, el candidato del partido Unión por la Esperanza -UNES- movimiento del expresidente Correa.
Sin embargo, la alianza que lleva al presidente Lasso a la presidencia se rompe aún antes de que este asuma el cargo, pues no lograron -entre otras cosas- ponerse de acuerdo para la directiva de la Asamblea Nacional. Allí comenzaron los problemas del nuevo gobierno, puesto que, desde antes del comienzo de la administración se abrió una confrontación política que fue subiendo de tono con el tiempo y haciendo que el nuevo gobierno progresivamente fuera perdiendo apoyos en la Asamblea Nacional.
El presidente Lasso ha dicho que “desde el inicio de mi gestión, en cuatro ocasiones, un sector de la política nacional ha intentado deponer al gobierno democráticamente elegido”, argumentado entre otras cosas las protestas de “los violentos” -refiriéndose al movimiento indígena- y unidos a la Asamblea, pero pareciera que ni el presidente ni su entorno entendió que, el resultado de la conflictividad y de la polarización sociales solo ha crecido, y que esa situación de extrema tensión vienen desde los tiempos del expresidente Lenín, a lo que hay que sumar el aumento contante de la inseguridad y una economía que no ha logrado ser beneficiosa para los más desfavorecidos.
Luego de varios escándalos políticos del gobierno, la Asamblea Nacional logra reunir los votos necesarios para, por primera vez en la historia de la democracia ecuatoriana, someter a un presidente a un juicio político, y ante lo inminente que sería el resultado, es decir la condena política del presidente Lasso, este interrumpe el proceso con la “muerte cruzada”, pues si bien evita ser condenado, debe anticipar su salida y no terminar el periodo para el que fue electo.
Apenas se dio este hecho, inmediatamente comenzaron a salir candidatos, en lo que será quizás una de las campañas electorales más corta de la historia, pues será apenas de 7 días, siendo la elección de presidente y asambleístas el día 20 de agosto, y la segunda vuelta presidencial, si se requiriera, para el 15 de octubre.
El escenario actual favorece al partido Unión por la Esperanza -UNES- del expresidente Correa, puesto que viene de ganar las principales alcaldías y gobernaciones en las elecciones regionales de febrero pasado, con lo cual es el partido que quizás tenga el mayor músculo electoral -maquinaria y financiamiento- además de que esas autoridades regionales tendrán muy poco desgaste; y, si a lo anterior le agregamos la ya larga lista de candidatos que han alzado la mano para decir que competirán, entonces el candidato de UNES tendrá un electorado fraccionado lo que implica que con menos votación podría llegar al poder. ¿Le alcanzaría para ganar en primera vuelta? Es muy temprano para afirmarlo, pero si no le alcanza, seguramente estará en mejores condiciones que cualquier otro partido o candidato para afrontar la segunda vuelta.
Indistintamente de la decisión del electorado ecuatoriano, ojalá que quien llegue a la presidencia y los nuevos asambleístas entiendan que el país requiere Paz, necesitan bajar la conflictividad, para trabajar por restablecer un clima político y generar tranquilidad y certidumbre no solo a los ciudadanos, también a los sectores productivos del país y a la comunidad internacional. Necesariamente el país necesita que sus líderes superen -los egos, las barreras ideológicas y los intereses particulares-, para lograr trabajar sobre lo que une a los ecuatorianos, y, sobre todo, garantizar el objetivo siendo un gobierno de transición del Ecuador de la eterna crisis, al Ecuador pujante que puede y se merece ser.