La anti política está de moda.
Por: @OrlandoGoncal
Nuevamente el partido Colorado con su candidato Santi Peña, logra ganar la elección presidencial con más del 43% de los electores, en el Paraguay. Mientras, Efraín Alegre del partido Liberal, obtuvo el peor resultado de sus tres campañas, con poco más del 27%.
Ahora, el foco de este artículo estará puesto en el candidato del Partido Cruzada Nacional, quien logró un porcentaje sorprendente de votos, llegando a casi el 23%. El candidato antisistema, identificado como Paraguayo -Payo- Cubas; se vinculó a la política a principio de los 90. En esta campaña se vendió como un outsider con experiencia, puesto que, había sido diputado, candidato a gobernador del departamento de Alto Paraná, candidato a intendente de Ciudad del Este y senador.
Cubas por sus ideas le vinculan con el fascismo debido a su abierto rechazo a la democracia y presunto antisemitismo. Concordante con esto confesó en declaraciones hechas en varias emisoras radiales el 12 de abril de 2019, manifestando que -no es demócrata- que no le gustan las urnas, y que, sus modelos políticos son los líderes dictatoriales como António de Oliveira Salazar de Portugal.
Ha sido acusado en diferentes oportunidades por conductas indecentes, obscenas, agresoras e inapropiadas. De recordar, en abril de 2019 arroja agua a su colega del Senado, Juan Carlos Galaverna; en otra oportunidad, presuntamente oculta relaciones sexuales con un travesti, mientras exalta su «hombría» argumentando que no perdía lo «hombre» porque no se «había entregado»; igualmente, cuestionado por asistir drogado al recinto del Senado; en otra ocasión defecó en la oficina de un juez de la Republica; cuestionó la sexualidad de la senadora Lilian Samaniego a quien le dijo: «Lesbiana de mierda»; amen de otras conductas de agresión a una concejala departamental; ataque a la policía en Alto Paraná; daño a bienes públicos, y pedir “matar a 100.000 brasileños” a quienes señaló de “delincuentes y de deforestar a su país”, entre otras incongruencias.
Durante su campaña hizo promesas erráticas y demagógicas, como proponer instalar la pena de muerte para delitos de -corrupción, asesinato-, reducir los sueldos de políticos; devolverles tierras a los pueblos originarios. Al igual que hoy sucede en El Salvador, impondría el estado de excepción, pero en su caso durante los cinco años de gestión con militares y policías en las calles, “para acabar con esta racha de pobres que roban a los pobres”, y como si lo anterior no fuera suficiente, dijo querer disolver el parlamento y «ser dictador del Paraguay».
Paraguay país cuyos principales partidos políticos tienen más de 130 años, los ciudadanos en los últimos años tienen la percepción de que tanto los partidos políticos como sus líderes y demás políticos son corruptos, por lo que, el discurso y el actuar irreverente de Payo Cubas logran canalizar el voto cabreado, -el voto bronca o voto protesta-, o, para que se entienda mejor, el voto venganza, el que aplican los ciudadanos cuando están decepcionados de los políticos, confiando que personajes como el que aquí se describe, será su vengador, el que correrá a los políticos de siempre e impondrá el orden y la justicia.
Presentarse como el antisistema de manera similar a la estrategia de Hugo Chávez, en 1998; Donald Trump, en 2016; Jair Bolsonaro y López Obrador, en 2018; Nayib Bukele, en 2019; o como lo intenta ahora Javier Milei en Argentina, definitivamente da dividendos electorales, pero hacen daño a las democracias, y los resultados saltan a la vista.
Es comprensible que los ciudadanos estén decepcionados de la política, pues las democracias no logran darles respuestas a sus requerimientos, a sus anhelos, no logran, en muchos casos, proveer los servicios mínimos necesarios. Sumado a lo anterior, los niveles de pobreza y desigualdad en la región son inaceptables; a lo anterior se le agrega el alto índice de impunidad; pues, un importante porcentaje de los ciudadanos entran en una actitud de venganza y, si por circunstancias emocionales resuelve ir a votar, lo hará no por el candidato con el que posiblemente haya sentido alguna empatía, y hasta le hayan gustado sus propuestas, por el contrario, votará por quien piensen que es la persona que tomará venganza y castigará a los políticos tradicionales.
Si los partidos políticos quieren rescatar la credibilidad y la democracia, deberán retomar el papel que les corresponde, ser los intermediarios entre el Estado y los ciudadanos; colocarse al lado de la gente, apoyarles en sus luchas y propender por mejorar sus condiciones de vida.
De no hacerlo, la anti política seguirá poniéndose de moda, continuará avanzando, con nefasta consecuencia para las democracias.
Imagen: https://cesarmiguelrondon.com/
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