Mar de fondo en Panamá.
Por: @OrlandoGoncal
Todo gobierno, en algún momento, podrá enfrentar una crisis. Las variables que se manejan en el ejercicio del gobierno son muchas, lo que se traduce una alta posibilidad de confrontar una crisis, de manera tal que, prepararse con antelación es una responsabilidad de todo gobernante y su equipo.
Sin embargo, sigue sorprendiendo la manera cómo muchos gobiernos no se preparan para afrontarlas y solucionarlas de manera rápida, minimizando así los daños reputacionales, pero, sobre todo, aminorando el costo político y económico de una crisis.
Por ello, es de suma importancia tener un comité o gabinete de crisis, el que debe ser conformado en el período de transición, es decir, en ese espacio de tiempo que comprende entre la elección y la asunción al cargo.
¿Quién sabe cuándo o cómo surgirá una crisis? No hay una respuesta a esta interrogante, por lo que es preferible estar prevenido y tener un comité que comience a estudiar los posibles escenarios, circunstancias, eventos endógenos o exógenos del territorio que se gobierna, pues cualquier cosa puede incidir en la generación de una crisis.
En estos tiempos convulsos, donde, por un lado, la pandemia lo trastocó todo; luego la invasión de Rusia sobre Ucrania, poniendo la presión sobre los temas energéticos, subiendo los precios de los combustibles y generando dudas sobre la producción de los alimentos, por la escasez de fertilizantes; y como si fuera poco, cualquier cantidad de problemas domésticos acumulados y no resueltos, en muchos Estados.
Así que la primera instancia es contar con el comité de crisis, con las personas estrategas que piensan en las posibles crisis, y deben ser quienes tienen toda la información en tiempo real, las mediciones de opinión pública, los informes de inteligencia y, sobre todo, tener claridad en el contexto que se está viviendo.
Si eso se tiene, es factible dimensionar si una preocupación, puede llegar a transformase en una crisis, con lo cual, como gobierno tienen que tomar las medidas para impedir que la preocupación llegue a ser una crisis.
Sin embargo, si no se tiene un comité de crisis activo desde el inicio de la gestión se pueden presentar sorpresas; y las incertidumbres originadas por la falta de información, la omisión de protocolos adecuados, pudieran generar reacciones que, en vez de contener la crisis, hagan que esta se agrave, o los acontecimientos sufran una escalada que lleve la crisis a un mayor nivel, produciendo un efecto bola de nieve -a medida que transcurre el tiempo, el problema se acrecienta y los acontecimientos aumentan la velocidad de su aparición-.
En el escenario anterior tiende a suceder otro fenómeno donde el foco de atención quizás se centre en un punto incorrecto y genere en los funcionarios una sensación de pánico, lo cual a su vez, puede llevarles a la inacción o paralización de estos, o a enfocarse en el corto plazo a resolver algo inmediato -algo así como, aplicar un hielo, sobre el área adolorida- en vez de producir las respuestas correctas que afronten el problema en su globalidad y busquen, además de superar la crisis, resolver el problema originario.
Las crisis generalmente tienen su proceso, con distintas y variadas etapas, por lo tanto, para atacar el foco hay que tener claridad en las mismas. La primera etapa es la detección de señales de una posible crisis.
Otro elemento a cuidar en una crisis es la comunicación, herramienta de gran ayuda, pues, en la medida que los gobiernos comuniquen correctamente -con la verdad, con dosificación de la información, con los voceros adecuadamente entrenados, con la actitud y el escenario correcto- generarán confianza en los ciudadanos y, esto, a su vez, contribuirá en la contención y control de la crisis.
En el caso de Panamá, parece que el gobierno del presidente Cortizo, no solo no vieron venir la crisis, no leyeron correctamente las señales que se venían manifestando, fundamentalmente, en la conversación digital; pero, peor aún, pareciera que el gobierno no entiende la magnitud del mar de fondo que hay en estas protestas, donde la mayoría de los ciudadanos siente rabia, frustración, impotencia e incapacidad de ver luz al final del túnel.
Sería bueno que el presidente Cortizo recordará sus palabras de la noche de su elección: “Convoco a todos los panameños para enderezar el rumbo y construir puentes que nos lleven hacia delante, hacia un país próspero y, sobre todo, justo”.
Si en algún momento urge enderezar el rumbo, es ahora, y para ello tiene que comenzar por construir esos puentes con los ciudadanos.
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