Investigación ¿Gasto o Inversión?
Por: @OrlandoGoncal
Sorprendentemente que en muchas partes -fundamentalmente en Latino América y África- existen campañas que se desarrollan en función del olfato de los candidatos y sus colaboradores cercanos. ¿Logran tener éxito? Depende.
Si ninguna de las campañas que se desarrollan cuentan con algo de investigación; necesariamente ganará una, será la que cometa menos errores, o quien tenga el olfato más afinado. En todo caso, es una suerte de ruleta rusa, donde el resultado final será siempre una incertidumbre. Podría ser el más malo, pero el electorado no lo sabe.
La investigación ayuda a tener claridad sobre los anhelos, sueños y preocupaciones del electorado, dará los datos precisos sobre la imagen de los candidatos, la profundidad de estas imágenes, la percepción del electorado sobre los partidos o movimientos políticos, el grado de identificación de los electores con ellos, qué tan cerca o lejos están los electores de los partidos o movimientos, además de arrojar datos sobre la intención de voto y que tan sólida es.
Adicionalmente, la investigación ayuda a entender las expectativas de los electores, a entender el entorno social, económico, político de ese momento histórico concreto, dirá como son los electores, sus costumbres, hábitos. Aportará valiosa información de cómo el elector visualiza su futuro, qué tipos de electores hay, podremos categorizarlos no solo de acuerdo a sexo, edad, nivel socio económico o educativo, sino que, permite ir mucho más allá e identificar quienes están más cerca de determinadas propuestas y quienes más lejos, quienes, a pesar de mostrarse indiferentes, podrán acercarse a una posición o propuesta política y, quienes definitivamente, jamás lo estarán.
La investigación también ayudará a definir cuáles son los canales y medios más efectivos y eficientes para transmitir el mensaje, con lo cual se puede hacer una priorización sobre la inversión en medios y publicidad.
Pero más aún, la investigación ayudará a construir un mensaje poderoso, impactante, que haga que el elector se sienta identificado con la propuesta. Igualmente, ayudará a descifrar cuáles deben ser las señales a emitir para despertar el interés del elector, para generar en él la respuesta deseada, cuáles son sus emociones e intereses, el valor simbólico que puede otorgarle bien sea a una oferta o a una posición ante la vida.
La investigación también permitirá tener la seguridad de qué imágenes y palabras asociadas al mensaje son las que mejor permean en la mente del elector, pues permite en buena medida conocer su proceso de pensamiento, y esto, nos abre el camino al corazón del elector, desatando sentimiento de empatía, superando así esa enfermedad moderna de la sordera selectiva.
Es decir, a pesar del proceso y experiencia consciente del elector, con las herramientas de investigación adecuados, se puede ahondar en su psiquis, entender sus códigos y hacer una conexión positiva entre el candidato y el elector, esto ayudará a entrar en el proceso de toma de decisión de por quién votar.
Sorprende entonces, que, en la segunda década del siglo XXI, donde los avances del mundo en los últimos 30 años han sido superiores a los dos últimos siglos, ver campañas que están dispuestas a gastar miles y en ocasiones millones de dólares, pero, consideran que invertir un pequeño porcentaje en investigación es muy caro.
Existiendo tantas herramientas como: Encuestas, Seguimiento de Opinión Pública (Tracking), Grupos Focales (Focus Group), Entrevistas en profundidad, Análisis de resultados electorales (Targeting Electoral), Análisis Demográficos, Análisis Multivariado de resultados de encuestas, Análisis Espacial, Estudios de Entorno, Mapas del Poder, Cadena de Markov, Sicografía de los votantes, Teoría de la Catástrofe, Teoría del Caos, Análisis Psicológicos, Análisis de Redes Sociales (ARS), Big Data, Neuromarketing, entre otros, por lo que, no hay excusas para no hacer investigación en una campaña y así ser mucho más eficientes.
Ahora, esa improvisación que se observa en muchas campañas, terminan, después, viéndose y padeciéndose en las gestiones de gobiernos o parlamentos con las consabidas y conocidas consecuencias.
La profesionalización de las campañas hará de estas, además de más atractivas y estimulantes para el elector, lo que podría ayudar a disminuir la abstención y por lo tanto tener a electores más involucrados, también hará que las campañas sean más eficientes y eso, tendrá un impacto directo en la posterior gestión de gobiernos o parlamentos.
Cuanto más profesional sea una campaña, más oportunidades tendrá la democracia de ser fortalecida y, esa, debe ser una meta de todos, fortalecer el sistema de gobierno que hoy está bajo ataque y que en algunos países de la región, por no cuidarla, hoy sufren los rigores de regímenes autoritarios o dictatoriales.