Enamorar al electorado es cuestión de Método.
Por: @nuevagemela
Las doce menos cuarto en el reloj y han pasado 3 minutos en aquel cubículo triangular y no decide a quien darle el sí. Nueve rostros flirteando: mensajes hermosos le sedujeron por dos meses,… perfiles impecables como los mejores se presentaron a su puerta. Tan generosos en promesas que solo una vida entera necesitaría para ser cumplidos. Ella, sola en su momento íntimo, consigo misma, a 10 diez segundos de comprometerse, le da su voto a quien le enamoró de verdad.
Y ¿quién la enamoró? Un candidato y una campaña que le supo conocer. Visitó su territorio, caminó sus calles, miró a los ojos a tantos ojos: comprendió el desencanto con los políticos. Se arremangó la camisa y trabajó hombro a hombro con sus paisanos. ¡La enamoró quien conoció su pasado, creencias, símbolos, orgullos y esperanzas! La enamoró de quien la conquistó no una sola vez, sino cientos de veces; en un mensaje, en un video, en un debate, en un gesto, en una palabra: se enamoró de quien fidelizó su voto.
Ahora bien, si enamorar el elector es cuestión de método, es tan posible utilizar métodos complicados y elaborados, como emplear METODOLOGIAS ÁGILES que permitan disminuir el tiempo de conquista, ampliar la capacidad de acción y generar memoria emocional.
Dichos métodos aparecieron en escena para acelerar el desarrollo de productos tecnológicos que requerían administración eficiente, pertinencia de cliente y avances significativos. Pronto vincula a la agilidad, dos principios extraídos de las ciencias sociales y la pedagogía: activas y participativas. Es así como se cuenta hoy con MÉTODOS ÁGILES, ACTIVOS y PARTICIPATIVOS basados en metáforas simples y comprensibles que empleados con un objetivo claro, se obtienen resultados rápidos, consensuados y de fácil aplicación.
El ámbito político es ideal para emplearlos. Campañas electorales, carentes de técnicas y herramientas de investigación social empáticas, permiten la aplicación de rutas de investigación social para extraer datos e información tendientes a consolidar conocimiento. Y es que en un ambiente de juego, conectando emoción – razón, a partir de preguntas simples y apelando a la memoria, un investigador de terreno obtiene respuestas a preguntas que conduzcan a la formulación de una estrategia para enamorar: cuál es su identidad, cómo son sus costumbres, de qué se sienten orgullosos, cuáles son sus referentes – a quién les cree, quiénes influyen en el territorio, qué situaciones influye en participación electoral, cómo se comportan frente a la política, cómo se crea su imaginario político y social, cómo se informa, cuál es su sistema de creencias frente a la política, qué lo identifica con un candidato, cómo puede sorprenderse, qué le produce emoción – cómo se “enamora” y cómo se desenamora.
¿Cómo y cuándo emplear estos métodos ágiles, activos y participativos en una campaña electoral? Parta desde la investigación: combine técnicas y herramientas cuantitativas con una hoja de ruta metodológica con sus grupos focales; integre al diseño de la estrategia técnicas en 3D para modelar escenario y situaciones – para eso funciona de maravilla LEGO SERIOUS PLAY METHOD; permítase entrenar voceros, voluntarios y equipo comunicativo en técnicas ágiles para la implantación del mensaje, pedagogía de voto y fidelización de campaña y modele escenarios posibles de actuación política.
En una contienda tan reñida, dispareja, contrastada, infoxificada (exceso de información), hiper diagnosticada e influenciada por tono y verbo en redes sociales, solo queda volver a lo simple: la tarea del candidato es conseguir votos…y requiere enamorar al elector. No hay que perder tiempo, es muy escaso en campañas. Enamorar electorado es cuestión de método, innovación y estrategia. La innovación está en las herramientas, no en los discursos; el método se encuentra en el objetivo y la pregunta precisa; la estrategia se diseña con la meta.
La cuestión no es solo ganar la elección; la cuestión es cómo y con quién gobernar. Una ciudadanía que confía, respalda y se compromete con el candidato, es la ciudadanía que acompañará el gobierno y saldrá en defensa o reproche de cualquier proceder de este y su equipo. Estamos dando los primeros pasos en profesionalizar la política y lo político… pero que estos primeros pasos sean diferentes, creativos, empáticos y sensibles para llegar al corazón del votante. Con Máximo Impacto lo estamos haciendo: política y gobierno requiere una intervención humanizada de encanto al elector y no de uso sistemático de su voto para llegar al poder. No es solo enamorarlo, es indispensable conquistarlo cada día.
Nury Astrid Gómez Serna
Politóloga Universidad Nacional de Colombia
Especialista Comunicación Política EAFIT
Master Asesoramiento de Imagen Pública y Consultoría Política
Consultora política con énfasis en diseño, desarrollo e implementación de métodos ágiles para la innovación, estrategia y comunicación.
CEO Máximo Impacto
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