Percepción versus realidad

Percepción versus realidad

Por: @OrlandoGoncal

Recientemente el medio digital colombiano independiente -La Silla Vacía-, hizo un ejercicio que tituló: “Percepción VS. realidad: el pesimismo en el gobierno Duque frente a los datos”.

Allí realizó comparaciones entre los indicadores oficiales contra la percepción de los ciudadanos, reflejada en la encuesta de Invamer Poll; la cual mide la percepción de los colombianos desde hace más de dos décadas, sobre temas claves como la inseguridad, el costo de vida, medio ambiente, desempleo, economía, desigualdad, salud, etc.

El ejercicio reveló que, la percepción negativa de los ciudadanos ha aumentado, a pesar de que los indicadores dicen otra cosa. Algunos indicadores muestran mejoría en el cuatrienio del presidente Duque, pero, la percepción negativa de la ciudadanía va en aumento.

Veamos algunos ejemplos:

Hoy el 93% de los colombianos considera que la inseguridad está aumentando. Esto a pesar de que, en términos generales, en los últimos 10 años los homicidios han disminuido; aunque en el cuatrienio del presidente Duque, esta tasa ha aumentado un poco, pasando del 25,8 a los 26,4 homicidios por cada 100 mil habitantes. En el caso del hurto a personas, está más bajo que en 2019, pero la percepción ciudadana es más negativa que en 2019.

En el costo de vida, en los primeros dos años de la presidencia de Duque, estuvo por debajo del costo de la canasta básica en 2017, sin embargo, la percepción negativa aumentaba. En 2020 el índice de precios al consumidor -IPC- aumentó 5,62%, y la tendencia al incremento de la percepción negativa, también aumentó.

La tasa de desempleo tuvo su pico más alto en 2020 alcanzando un 15,9%, pero la misma ha bajado 3 puntos, sin embargo, la percepción negativa del ciudadano sobre la gestión del presidente Duque en este renglón, esta sobre el 84%.

Por otro lado, la cobertura en salud -no la calidad- subió 5% sin embargo, el 70% de los colombianos evalúan negativamente la gestión en este cuatrienio.

Hay más indicadores en el trabajo que realizó el medio, pero quisiera enfocarme en las posibles causas del por qué, a pesar de que algunos indicadores son positivos, la evaluación ciudadana sobre la gestión es negativa.

El primer tema es que casi siempre la percepción se vuelve realidad. Y teniendo en cuenta que la construcción de la percepción positiva toma tiempo, es fundamental implementar una estrategia de comunicación para ir ajustando esa percepción a la realidad. Para el caso la administración Duque no implementó dicha estrategia, o hicieron equivocado el plan.

Otro elemento, es la diferencia entre informar y comunicar, pues informar es agregar conocimiento, datos e información unidireccionalmente, mientras que, comunicar es establecer una conexión emocional con los ciudadanos, usando la información que ya está presente en sus mentes. Lamentablemente, en los cuatro años de gestión del presidente Duque no se notó esa diferencia.

Como al resto del planeta, a Colombia le tocó vivir dos años muy duros con la pandemia. Y dentro de la estrategia de informar, en vez de comunicar, la administración resolvió hacer, literalmente, un reality show en la televisión, donde el presidente, diariamente, hablaba con sus ministros e invitados, olvidándose del actor principal, el ciudadano; razón por la cual, el programa, en un momento de gran incertidumbre, fue un error en materia de comunicación.

Comunicar la obra y gestión de gobierno es de las cosas más difíciles que existe en la comunicación política, más aún, en tiempos donde los ciudadanos cada vez confían menos en las instituciones del Estado, por lo cual es esencial en la comunicación gubernamental el orden y la disciplina. Durante el gobierno del presiente Duque, cada ministro y cada titular de entes gubernamentales han tenido su propia “campaña”, con lo cual, no hay unificación del mensaje.

Comunicar no es hacer publicidad. Este es otro concepto que no tienen claro en la administración. Invierten fortunas en publicidad, pero, al no estar soportada en hechos tangibles y comprobables para el ciudadano, sencillamente éste la ve como publicidad que no le trasmite nada, que no conecta con él, y, probablemente, no le cree.

Adicionalmente, la credibilidad se construye ladrillo a ladrillo, con hechos que los ciudadanos puedan comprobar, y eso toma tiempo. Mientras que, el descredito acontece fácilmente, con casi cualquiera cosa; de hecho, un solo error, una mentira, un abuso de poder, un desprecio o burla al ciudadano, es suficiente para construir una muralla solida de desaprobación para el gobernante. Lamentablemente, el presidente Duque y varios de los principales personajes del gobierno, han levantado a pulso esa muralla, con el agravante de que, posiblemente, no tienen conocimiento de que lo hayan hecho.

Vivir en la burbuja de su propia realidad paralela, es otro grave error en algunas administraciones públicas. Cuando esta situación se presenta, el gobernante se desconecta de la realidad, del sentir y vivir del ciudadano, razón por la cual, cualquier intento de comunicar, puede volverse en su contra, postura a la que no ha escapado el gobierno colombiano.

La lista de posibles causas es más amplia, pero por razones de espacio, será tema para otra oportunidad, por lo pronto dejaremos una reflexión final.

Un gobernante debe establecer un equilibrio entre la ejecución y la comunicación, cuidando en no caer en vacíos -de ejecución y/o comunicación- y, sobre todo, en jamás mentir o incumplir las promesas, o lo que es peor, equivocarse y corregir sobre la marcha sin un mea culpa por el error; pues el ciudadano merece respeto.

Ese equilibrio es fundamental para, por un lado, lograr buenos niveles de aprobación, pero, más importante aún, para la construcción del legado deseado.

Imagen: https://www.elespanol.com/

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