Divide y vencerás. Video columna #67

Divide y vencerás

Por: @OrlandoGoncal

La frase “divide y vencerás” atribuida a Julio César, -político romano nacido en el año 100 a.C., básicamente daba entender que si tu enemigo, en el ámbito militar se encuentra dividido en vez de unido, será mucho más fácil controlarlo y vencerle.

Esa estrategia militar ha sido lleva al plano político desde hace centenas de años, y pareciera que hoy día se torna más vigente que nunca. Por ejemplo, vemos a candidatos en campaña hiperpolarizando el debate político, ofreciendo discursos estigmatizantes y divisores, llevando a los ciudadanos a confrontarse entre ellos mismos, o, a los gobernantes utilizando las mismas tácticas de hiperpolarizar la sociedad, de dividir a las comunidades para, por esa vía, tratar de imponer su agenda -y/o intereses- por lo que, queda claro que esta vieja estrategia está con nuevo vigor en el mundo moderno.

Técnicas que le permitieron, por ejemplo, a Donald Trump ganar la elección en 2016, a pesar de que obtuvo menos votos populares que su contrincante. En el caso de México, esa técnica le ha permitido al presidente López Obrador, además de dividir la oposición tener el control de la agenda mediática y, por ende, ser el que impone los temas de la discusión social en su país.

Las mismas estrategias se observan en los casos de Nicaragua con Daniel Ortega; Venezuela con Nicolás Maduro; también se vieron en Venezuela con Hugo Chávez; Bolivia con Evo Morales; o en Ecuador con Rafael Correa, quienes con esa retórica estigmatizante, hiperpolarizadora y divisora, controlaron la agenda mediática y de discusión social, logrando adicionalmente mantener divididas a las fuerzas políticas opositoras y por ende a la sociedad.

Ahora, sumado a lo anterior, se observa otra tendencia preocupante en las elecciones de los presidentes de la región, quienes vienen logrando elegirse cada vez con la participación de menor número de votantes. Pongo algunos ejemplos:

En la primera elección de Hugo Chávez en 1998, obtuvo el 56% de los votos de quienes efectivamente sufragaron ese día, pero, contrastando el número de votos obtenidos por Chávez contra el total del -universo electoral venezolano- es decir, sumados los que votaron por otros candidatos, más los que se abstuvieron de votar -como expresión política- entonces, Chávez solo obtuvo el 33% del total de universo de electores, es decir, casi 7 de cada 10 venezolanos no le votaron a Chávez.

Jair Bolsonaro en Brasil, obtuvo el 55% de los que votaron el día de la elección, pero sobre el total de electores, solo representa el 39%, es decir 61% de los brasileros, no le votaron. Lo mismo es aplicable para otros presidentes de la región como Alberto Fernández de Argentina, quien gana con el 48%, pero al contrastarlo contra el total de electores habilitados es apenas el 38% de los argentinos.

Idéntico caso sucede con López Obrador, quien gana con el 54%, pero, sobre el total de los electores con posibilidad de votar solo representa el 33%, es decir casi 7 de cada 10 mexicanos no le voto; y los ejemplos siguen, Sebastián Piñera, ganó con el 54% que representa apenas el 29% de los electores chilenos; o Luis Abinader quien obtuvo en primera vuelta el 52% pero eso es solo el 28% de los ciudadanos dominicanos con derecho a voto; o Iván Duque en Colombia, quien se impone con 53%, pero esto significa que solo es el 28% del conglomerado de electores colombianos, es decir más de 7 de cada 10 colombianos no le votaron.

Quizás los casos más impactantes son el de Nayib Bukele en El Salvador y de Nito Cortizo en Panamá. El primero, se impone en primera vuelta con el 53% de los votos, pero eso solo representa el 27% del universo de electores salvadoreños. En el segundo caso, el presidente Cortizo gana con el 33% de los votos, pero sumando a quienes votaron por otros candidatos, más los que se abstuvieron, eso significa que solo votaron por el hoy presidente Cortizo el 25%   de los panameños, o sea, el 75% no le voto.

Estos preocupantes hechos, sumados a la retórica hiperpolatizante, estigmatizante y divisora, permite que con menos votos se acceda al poder, y eso está debilitando enormemente a nuestras democracias.

Urge que los ciudadanos entiendan el poder que tiene entre manos con su voto, pero más aún, el poder que tiene en elegir a sus gobernantes, lo que a la final incidirá sobre sus vidas.

La estrategia del -Divide y vencerás- utilizada como herramienta de debilitamiento sistemático para vencer al adversario, no solo afecta, al contrario, también afecta el equilibrio de las economías, e impacta la vida del ciudadano y por supuesto debilita las democracias.

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